Cañaverales
II
Yo no odio a las mujeres, al contrario: las amo. Las amo tanto que quiero abrazarlas hasta romperles los huesos, cortarlas en pedazos y guardarlas en cajas plásticas para jugar con ellas cuando desee sentirlas derritiéndose en mi boca. ¿Verdad? Me han puesto muchísimos apodos en mi grandilocuente carrera como narco, pero el que se me quedó fue Barriga de Perra por mi gran tamaño y voluminosa panza... eso sí, ninguno me llama directamente por de esa forma porque le sacó los dientes con las manos... Prefieren llamarme Monseñor Cobre o el Gordo. Esta es la historia de cómo me convertí en uno de los capos más grandes de Venezuela.
Nunca creí que me metería en estos negocios. Siempre he sido grande, desde que era niño, crecí muchísimo; era de una familia millonaria de testaferros petroleros. Mi papá quería que fuera boxeador como Van Dame, y comía muchísimo para ser un peso pesado... y me inyectaron anabólicos desde muy joven, y me pusieron entrenamientos estrictos; papá siempre tuvo los mejores entrenadores, gimnasios y suplementos. Creo que lo máximo, con un porcentaje de grasa mínimo, que llegué a pesar... fueron ciento cincuenta kilos... y medía unos dos metros a los veintitantos... por lo que iba a participar en los juegos olímpicos en busca del oro para el país, de no ser porque encontraron armamento en mi carro deportivo: un Glock que un amigo dejó bajo el asiento junto con varios gramos de marihuana.
Me metieron a la cárcel, y allí conocí al Señor Wilson y el mundo criminal, y supe que era lo mío. Mi papá siempre fue un ladrón de fondos empresariales, y sus camionetas y departamentos lujosos en la Isla de Margarita eran la prueba de que uno debía saber moverse, ¿verdad? La viveza del venezolano es lo que mueve al país, ¿no? Uno tiene que tener chiripa, o se lo tragan los demás: esos sapos que andan pendientes de hundir a uno. Por eso, Wilson me puso a cobrar Vacunas a los otros presos de la Cárcel de Vista Hermosa; de allí hice escala a Tocorón: principal centro penitenciario de la capital; y extendí mi causa con mucho esfuerzo y dedicación, apoyando a la familia cuando a papá lo botaron del cargo por fraude, y pagando las deudas de embargo que el gobierno intentó colocar sobre sus activos. Fui yo, y me doy golpes de pecho por el mérito, quien no dejó que mi papá llegara a la cárcel... y, aunque ese viejo se queje, sigo pagando su geriátrico en uno de los sitios más caros del país, donde no le falta nada. De mi mamá no quiero hablar mucho, esa se fugó con un novio cuando comenzó la crisis en el país, llevándose a mi hermanita de brazos y una fortuna en un maletín... y nunca volví, ni quiero, saber de ella. Es por eso que cada vez que veo a una maldita perra, me la cojo durísimo por los dos huecos y le destrozo las nalgas a manotazos y cachetadas... y a las muy putas les gusta mucho al inicio, hasta que empiezan a chillar de dolor, y es allí cuando no puedo detenerme.
Desde que trabajé con Wilson he ganado muchísima plata, y lo invertí en mi propia infraestructura criminal de extorsiones utilizando a los presos de Tocorón, y asociándome con las redes de narcotráfico del Italiano... que es el propio pesado que gobierna el Cartel del Llano y los principales campamentos de producción, para que los bichos del gobierno la saquen fuera en avionetas y lanchas del Caribe. Todo son negocios, y si eres malo o miedoso, te pican en pedazos y te dejan botado en una carretera... y es que no puede existir el amor en los cañaverales. Esta es tierra de hombres, el que se mete acá es porque quiere salir cortado... He visto sapos a los que les matan la familia en frente, y no sueltan nada, los desgraciados. Acá se mide a un hombre por la cantidad de corriente que aguanta... y sí no, bueno, a llorar pa'l valle, mi hermano. Acá en el Llano Negro la gente me sorprendió: todos, desde el más chiquito al más grande, saben resolver. Les gusta ganarse los reales. Lo que uno no quiera, pueden, si no pueden no existe... y si no existe lo inventan.
[¿Ricardo Arjona?] Preguntó el Ministro Cabello.
Pablo Neruda. Bueno, Ministro... vea la cosa. Uno produce las toneladas de material que usted necesite para la venta; vamos a llenar ese mercado gringo con polvito blanco... y a cambio, necesito fusiles, ametralladoras, camionetas y muchísimas balas. Acá, desde que tuve que cerrar Tocorón, se han levantado grupo tras otro por el control del Llano Negro... pero, no hay tregua... tenemos unos muchachos bien entrenados que pican a quien sea. ¿Se acuerda del muchachito catire de nariz perfilada y ojos claros que enviamos a la frontera? Ese mismo, que según era antibalas y podía lanzar rayos de las manos... y, que desapareció en la selva amazónica cuando comenzó la Operación Selva En Llamas. Según y que le pegaron un tiro en el ojo, y las bombas lo terminaron de joder... No importa, el Instituto Militar de Nueva Andalucía tomó suficientes muestras para fabricar un arsenal de clones mutantes para sus futuras fuerzas especiales, ¿qué le parece? Aunque, ya el ejército tiene a nuestro Capitán Venezuela al mando. ¡Pero que buena ceremonia se le montó a ese hombre! ¡Y el mismísimo Rómulo Marcano le decoró el uniforme con el Escudo de Páez y lo nombró General de Brigada con la espada de Simón Bolívar! ¡Ese día me tomé yo solo unas cinco cajas de cerveza, y comí hasta decir ya basta! ¡Tremenda fiesta! ¡Ojalá hubiera conocido al Capitán antes de su... transformación!
Bueno, el caso es que no pasó mucho desde que el negocio del Señor Wilson, que en paz descanse, rindió frutos. Esos me veían y comenzaban a temblar, porque sabían que si no pagaban les iba a dar sus coñazos por las costillas... y amasamos una buena cantidad, pero él sabía que el verdadero negocio estaba en el contrabando: llenamos Ciudad Zamora de vendedores con droga del Italiano; y cuando fui transferido a Tocorón comencé a reinar en mi organización como un duro: era el cabecilla del Barco de Nueva Andalucía. Todo lo que ocurría en mi territorio tenía que pasar por mí primero, yo era la ley... y tenía cientos de reclusos trabajando todo el día en celulares y computadoras para clonar números telefónicos y cobrar coimas. No solo eso, el Italiano me mandaba cargamentos grandísimos que mis hombres vendían por todo el país... Esa cárcel fue mi mansión, tenía hasta discoteca y zoológico; lastima que la tuvieron que desmantelar para cumplir apariencias, cuando el narcotráfico se legalizó. Todos los días era una fiesta y una comilona, de verdad que se perdieron los buenos tiempos... ¡Hubiese visto a Capitán Venezuela trabajando como sicario en la Mina Talavera! El Mayor Andrés Fuenmayor salió de permiso cuando el conflicto se suavizó en Cúcuta, y huyó a las minas de Guayana como caletero y después como molinero... hasta que un compadre se lo trajo a la cárcel como guardaespaldas. El tipo sabía de armas y motos, y para el tamañito que tenía se paseaba a golpes a cualquiera... por lo que subió de rango hasta que fue parte de mi guardia personal. Lo malo es que era periquero, y se metía sendas líneas con todo lo que ganaba... y siempre estaba súper avispado y nervioso, por lo que era difícil de controlar. Siempre había una comisión de doctores que venían a la cárcel buscando voluntarios para sus experimentos militares, y estaban trabajando en el Proyecto Páez, financiado por una empresa china... pero ninguno sobrevivía a las inyecciones, por lo que era una condena a muerte que utilizabamos para sembrar el terror entre los deudores. Eso sí, que Andrés se prestase para el experimento fue una sorpresa... jamás sabremos que lo empujó a tremenda locura; quizás fue ese brujo maricón del Manitas en su visita con el Italiano que lo instó a enlistarse otra vez, seguro le leyó las cartas y el muy pendejo aspiró una línea dándole la razón. El caso es que el Mayor Andrés Fuenmayor, una mierdita de un metro sesenta, regresó convertido en un toro de casi dos metros... con una espalda casi tan grande como mi barriga, y unos brazos reventados de venas. A ese lo mandamos a liderar las embarcaciones con toneladas de material al Caribe, y negocié el trato con usted y los militares... para convertirlo en el emblema de la soberanía nacional.
Si mi ascenso como capo fue en Tocorón, mi permanencia en el Llano Negro representó mi ocaso. Los militares desmantelaron la cárcel con todos sus secretos destapados, pero yo huí por los túneles subterráneos donde los hombres oficiaban sus hechicerías con los Brujos del Sorte. A Wilson también lo derrocaron, ese Justiciero Nocturno de Ciudad Zamora demolió la Cárcel de Vista Hermosa con él adentro... Ese perro le destrozó la cara con una palanca a mi amigo solo porque «él era la justicia». Qué cabrón, ¿verdad? El Italiano quería que fuera su mano derecha, pero por supuesto yo elegí este rol para tarde o temprano derrocar a ese huevón y convertirme en el dueño de su imperio. Teníamos que hacerle creer al mundo que el Barco de Nueva Andalucía había sido desmantelado desde el núcleo, para que el gobierno venezolano continuara sus negocios internacionales con el Cartel del Llano. Aunque eso significará debilitar mi influencia, pero lo que ellos no sabían es que poco a poco estaba labrando mi destino; creían que era un gordo hijo de puta, pero pronto, tanto el Presidente Marcano como el Italiano serían mis perritas. La Finca de la Bruja era una extensión de catorce hectáreas con una casona bellísima, y plantaciones de cocaína trabajadas por jóvenes secuestrados y entrenados como futuros sicarios del cartel... y allí me regalaron al señorito Mostaza como muestra de lealtad, que no tenía nombre, pero que era un caso excepcional: un niño mutante capaz de manipular la energía. No lo voy a negar, ese niño era una máquina de matar... y creo que hasta la agarré cariño; pero, como siempre, supe cuál era mi lugar, y espero que él lo haya entendido... No existe el amor en los cañaverales. Él me cuidaba la espalda en mis negociaciones, buscando aliados por todo el país, y me ayudó a abrir camino para mi próximo amanecer como Rey del Crímen... Es un mundo cruel, y este cañaveral consume a los hombres, me dolió desprenderme de él; pero era un niñito después de todo. Siempre estaré agradecido con él por ayudarme a librar obstáculos imposibles, como ese mutante loco de Míster Cartelúo, que se apoderó de las minas de un día para otro con la Guardia Pemón, y tuvimos que pararle los pies. Mostaza creía que era mi hijo, y cuando le conté mis historias, por primera vez, sentí que las escucharon... y nunca le molestó cantar a todo pulmón en la carretera, o que tuviéramos enemigos en cada ciudad, o lo cerca que estuvimos de ser descuartizados en varias ocasiones. Ese niño valía oro... Lastima que tuve que cerrar ese trato con usted, señor Ministro, para que él fuera adiestrado como arma de guerra. Me dolió mucho saber que pereció bajo las bombas de la operación, supongo que no era tan poderoso como creíamos... Pero, cerrando este trato con Capitán Venezuela, conseguimos entendernos mejor; vamos a hacer mucho dinero con más súper soldados como nuestro General Fuenmayor... ya tenemos un mercado internacional abierto a subastas multimillonarias; por supuesto, el Italiano no puede enterarse... perfil bajo, Ministro Cabello. La fórmula del suero es la clave, y la compatibilidad ahora es más alta que nunca... por lo que incluso un hombre mayor como usted, podrá recibir una dosis moderada que aumente sus capacidades físicas, y detenga parcialmente el deterioro y envejecimiento. No se preocupe, el uniforme militar con la pechera tricolor y la boina roja serán el distintivo de nuestro Capitán Venezuela; el resto serán subalternos... o quizás sean vendidos al otro lado del mundo. Yo mismo puse a prueba la versión refinada en mis venas, y nunca había sentido tanta energía... ¡Ni toda la cocaína del mundo podría darme la fuerza que tengo ahora! ¡Pronto seremos los gobernantes de esta nación! ¿Rómulo Marcano sospecha de su pronta traición, no? El Italiano tampoco, hoy no está en la finca... los únicos cabecillas acá somos usted y yo; los únicos que importan a mi parecer. Sin el Italiano en la ecuación, los cárteles menores en el oriente y occidente se revolcarán... y nosotros ascenderemos gracias a nuestro propio comando de soldados modificados. El Instituto Tecnológico de Puerto Bello se encargará de la manipulación mental, y todo partirá desde este pueblito en el Llano Negro... La Finca de la Bruja será el epicentro del nuevo gobierno, y el destino del mundo será edificado esta misma tarde.
[¿Qué ocurre] El Ministro Cabello mira al cielo desde su palco en la Casona del Italiano...
No se preocupe, Ministro. Parece que un misil inofensivo se dirige a nosotros, su trayectoria apunta a la Finca de la Bruja... Enseguida, Capitán Venezuela se pondrá la mochila con el turborreactor y volará para desactivar el proyectil. Seguro los muchachos quieren hacer una demostración militar. Esto es solo un simulacro... ¡¿CÓMO DICEN?! ¡EL SEÑORITO MOSTAZA SIGUE VIVO! ¡¿QUÉ?! ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE ESTÉ MONTADO ENCIMA DEL MISIL?! ¡DÍGANLE A CAPITÁN VENEZUELA QUE SE ENCARGUE DE LA SITUACIÓN DE INMEDIATO!
Las Formas del Deseo
«Gerardo Steinfeld, 2025»
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