Por la Recta de El Tigre, a veces se atraviesan animales poseídos por el Diablo, que hace que los viajeros se retrasen o pierdan el camino. Esas reses no mugen, sus cascos no resuenan en la noche, y si un conductor las rebasa... al mirar por el retrovisor ya no están. Si llegas a verlos a los ojos, verás que esos animales son ciegos: una película blanca y pastosa cubre sus retinas.

En el laberinto de carreteras de Guayana, una desaparición tomó lugar en la Finca del Chaure... de cuya tragedia solo es testigo un diario confiscado por las autoridades que estudiaron el caso, y cuyos fragmentos causaron sensación al alcanzar la difusión de los medios. Por primera vez, será publicado el manuscrito del joven Giuseppe Tota—catalogado despectivamente como esquizofrénico por las corrientes escépticas—, 

para fascinación y espanto de los foros virtuales que estudiaron el misterioso caso de su arrebato en la finca de su familia. 


28 de Febrero, 2020


Se han cancelado las clases por la cuarentena. ¡Ha sido lo mejor del año! ¡Unas semanas de vacaciones y podré regresar con mis amigos para graduarnos juntos del bachillerato! Antes del confinamiento teníamos previsto visitar brevemente la grandísima finca que heredó mi papá de su bisabuelo, calumniado por los pobres campesinos como un adorador del Diablo, pero... creo que nos quedaremos acá, lejos de la ciudad contaminada por el virus. Lo bueno: no habrá clases, ni profesores fastidiosos; lo malo: no podré ver a Roxana.

Espero que haya conexión a internet.


4 de Marzo, 2020


Tengo muy malas noticias. Debido a los recortes de racionamiento por la sequía en la Represa de Gurí, solo hay tres horas de electricidad para este sector tan alejado de la civilización. Debo ahorrar la batería del celular al máximo... pero temo que tendré que desconectarme de mis juegos y retrasar mi progreso. ¡Todos mis amigos están tan entusiasmados por las vacaciones de cuarentena y no dejan de invitarme a los grupos de mensajería! Aunque la conexión a internet es bastante lenta, no me puedo quejar...

¡La batería del teléfono ya cargó!


7 de Marzo, 2020.


Debo acostumbrarme a dormir temprano porque las velas se consumen tan rápido como las chucherías. ¡¿Por qué mi batería no dura nada?! Mi mamá dice que es porque me la paso jugando, ¿pero qué más hago?

No me dejan escuchar las noticias en la radio, pero no soy tan pequeño como para desconocer que los hospitales están abarrotados de enfermos y la Guardia Nacional está quemando los cuerpos en las calles. Sí, mis amigos no tienen papás sobreprotectores. Es impresionante lo que uno puede enterarse por las redes sociales... ¡Pero ya están trabajando en una vacuna!

Sobre la finca, es bastante grande y vieja. Mi papá dice que son más de cuarenta hectáreas de cercado frente a la Carretera del Tigre a Ciudad Zamora; y que tenemos unas ochenta cabezas de ganado, unos treinta chivos, unos tres gallineros, varios perros huraños y un gato amarillo y arisco que no deja que Manuelito lo toque.

A cargo de estos animales fue designado el anciano Simón Ojo Azul: un hombrecito vivaracho y desdentado de perilla canosa que hacía, él solo, el trabajo de una decena de empleados. A mí papá no le gustaba, porque le gustaba beber mucho ron, y... fumar la marihuana de los pobres. Pero tenía más de veinte años viviendo en una pequeña casita entre los gallineros y los deshabitados cochineros; y sería difícil encontrar a un hombre con su fuerza y dedicación para los sembradíos de plátano, tubérculos y maíz. A mí se me hace un desconocido cascarrabias, porque cuando le pregunté cómo acercarme al gato, solo respondió: «a Gavilán no le gustan los niños, y ni se te ocurra decirle tu nombre».

¡Llegó la luz, y debo cargar el celular!


9 de Marzo, 2020.


La casona principal es un edificio de dos plantas, salpicado de tejas y ventanas redondas empañadas por el amarillo del tiempo. En el segundo piso, hay seis habitaciones y un estudio de ciencias ocultistas—cerrado con llave por mis enloquecidos padres—, con un balcón que debió servir al finado como observatorio para sus lecturas astrales. Cuando llueve se filtra un hedor desagradable del entretecho de madera... separado con asbesto de las tejas. El primer piso tenía un salón espacioso para las visitas, aderezado con finos muebles, pinturas de célebres artistas y bustos de próceres; así como una amplia cocina con azulejos, alacena exótica, recetarios cosmopolitas e instrumentos alemanes... Pues su predilección por la cocina era comparable a sus afanes literarios. Pero algo no terminaba de encajar, pues mi papá era arquitecto... y enseguida notó que había una habitación secreta entre el baño de abajo y la cocina.

Nadie sabe, ni siquiera Ojo Azul, qué encierra esa cámara rectangular de un metro cuadrado de anchura por dos de largo... pero las advertencias eran claras: aquello debía permanecer aislado del exterior.

Las paredes eran de ladrillos de adobe, y tablas de madera barnizada... con las superficies tapizadas de ricos paños con motivos indígenas, pinturas de la antigua usanza y alfombra egipcia. Mi bisabuelo, Américo Vespucio Tota, debió ser un ricachón con un gusto culposo por el arte paleolítico... pues las esculturas de cerámica y barro que adornaban el salón y los pasillos, representaban aquel panteón de héroes y dioses autóctonos. Su correspondencia con figuras importantes de la época contribuyó a nutrir el mobiliario y las repisas con libros y cartas de importantes actores políticos y jerarcas militares. Todo esto lo sé por las dedicatorias en los libros—en su mayoría de saberes ocultistas—, que venían acompañados de los regalos célebres que decoran la casa. Más de un presidente y dramaturgo firmó con alegría, y a veces con injuria... y me pregunto por qué nunca había escuchado sobre las peripecias de mi bisabuelo junto al Círculo Rossetti y los mitológicos Magos Negros de Angostura. En su estudio hermético debe guardar numerosas cartas reveladoras y artilugios místicos cuya mención es intrigante...

¿Qué es un espejo de piedra y un huevo fosilizado de basilisco? ¿En qué laboratorio se construyó el Detector de Fluctuaciones Entrópicas? ¿Y por qué se menciona tantas veces el Sepelio de Huesos?


12 de Marzo, 2020.


Mi mamá descubrió que las vigas desvencijadas del entretecho se habían rellenado con virutas de nidos de pájaro, y enseguida mi papá ahuyentó a estas alimañas aladas que hicieron de nuestro hogar su madriguera por muchos años. Los gritos de mi madre pueden helar la sangre, pues es una señora que viene de una familia muy supersticiosa en el lejano Montenegro, y cree que estos pájaros blancos conocidos como «Chaure», son algo así como brujas que perdieron su cuerpo o mensajeros de la fatalidad. Intentaron regresar a la casona, pero mi papá tapó las rendijas del tejado, y esparció geles repelentes en los dinteles y cualquier sitio donde puedan pasar sus patas.

Todos los nidos fueron despojados, el excremento limpiado y los huevos quebrados. Después de la matanza, estos animales se han posado en la arboleda circundante, llorando con su terrible ulular durante varias noches, con los corazones destrozados por sus hijos muertos... como los centinelas de un batallón fúnebre de deportados. Me inspiró un sentimiento nostálgico, y como si pudieran entenderme... metí todos sus huevos y nidos rotos en una bolsa de basura y se los llevé al monte, incapaz de mirar sus rostros hundidos y ojos negros. No supe qué decirle. Pero creo que eso calmó sus rencores. En parte...

Gavilán me estudió con sus ojos felinos desde el depósito de herramientas, y por un momento, creí ver que negaba con desgana. Es un gato espeluznante...


16 de Marzo, 2020


Anoche sufrí un susto horrible, que espero haya sido una pesadilla. No sé cómo describir lo que sucedió... porque no estoy seguro. De verdad espero haberlo soñado... 

Me desperté de madrugada con ganas de orinar, y bajé al baño del vestíbulo porque el de arriba estaba trancado. Enseguida, noté que habían dejado una cagada en el inodoro... y preferí salir afuera bajo la luz lunar para liberar la carga de mi vejiga. ¡De nuevo, puede que haya estado soñando! ¡Ojalá esa sea la realidad, pero las pruebas apuntan en sentido contrario! Tras orinar, escuché los murmullos de una discusión que provenía de los gallineros. Pensé que era Simón, pero no podía asociar aquellas voces extrañas... pues parecían niños enfermos mascullando diálogos sin sentido. Me acerque muy despacio, tanteando en la penumbra mientras la claridad plateada me mostraba los caminos entre los depósitos, los gallineros y la choza del anciano. 

A medida que me acercaba, las voces eran más audibles... y por una asociación incorrecta de ideas, encendí mi teléfono con cuidado y puse en marcha la grabadora. No sé por qué, pero lo hice... y me arrepiento de haber grabado aquello. Tengo que eliminarlo... No puedo dejar que nadie más que yo descubra los terribles secretos de esta finca antigua. Cada vez que escucho el audio me estremezco de pavor, voy a intentar transcribir la grabación... aunque algunos sonidos eran tan horribles que temo ser incapaz de escribir un término semejante:

Voz 1: Ruega por el Bailarín...

(Esta vez es caricaturesca y forzada, como pronunciada por una garganta incómoda incapaz de separar la lengua del paladar).

Voz 2: Los huesos temblando auguran—risita baja con entrechocar de colmillos—. Rompe los axiomas del Altísimo...

(Esta voz es más rasposa y ululante, expectorada por un diafragma que se esfuerza en no desperdiciar el aire de golpe).

Voz 3: El Altísimo...

(Esta tercera locución era más ensayada, no exenta de aquel sonido rítmico que intentaba imitar la risa burlesca al final de cada oración).

Voz 2: Muerto... muerto. Mentiroso fue...

Voz 1: El Altísimo legó opúsculos...

(Acá las risas inaudibles son inconfundibles al llanto melindroso de los caninos). 

Voz 3: Altísimo, altísimo—una pausa por un atraganto de aire—. ¿Y los falsos profetas que gobiernan el Palacio?

Voz 1: No portaís corazón.

(Un llanto cuasi lobuno de profundo pesar).

Voz 2: El Altar despide humo... y El Que Canta de Noche... danzará en nuestras carnes.

(Un aullido atemorizado e inquieto).

Voz 3: ¿Morirán los usurpadores... en el Palacio de las Mil Caras?

(Un gruñido prolongado y un siseo viperino).

Voz 1: Blasfemias en el Altar.

Voz 2 y 3 al unísono: Ruega por el Bailarín...

Voz 1: Los Hijos añoran su festín vaticinado...

Voz 3: Pero, el niño no...

Voz 1: El Bailarín de Huesos saltará sobre sus carnes... y lo hará cantar.

Voz 2: Ruega...

Pero en ese momento el teléfono se apagó, dejando escapar una nota musical... y las sombras saltaron de las tinieblas como espectros de vapor. Vi dos formas de pelaje azabache arañar el suelo con sus garras, y una diminuta silueta amarilla de brillantes ojos anaranjados...

Cuando el teléfono volvió a funcionar, repetí incansablemente el audio para asegurarme de no haberlo soñado. No puedo enseñarle a mis papás, están muy estresados con el conteo de muertes y las estrictas medidas declaradas por el gobierno...


21 de Marzo, 2020.


El personal médico del Hospital Rómulo Marcano de Ciudad Zamora se ha arrodillado frente al complejo para pedir perdón a Dios... mientras cientos de personas a nivel nacional son incineradas en fosas comunes, sin velorio o exequias. En Nueva Bolívar ha estallado una ola de saqueos ante la falta de alimentos por el cierre de supermercados... y las fuerzas del orden no pueden contener a los protestantes; y en Nueva Andalucía, Valencia, Maracaibo y Puerto Bello... el clima político es incierto, pues la emergencia sanitaria global no parece mejorar. 

Ya no me prohíben escuchar a mí y al pequeño Manuelito la radio... Están demasiado desconectados de la realidad en nuestro encierro.

Con frecuencia veo merodear a Gavilán por la casona y el solar, a la caza de una incertidumbre... aún Manuelito es muy pequeño como para entender la complejidad del mundo, si es que yo he comprendido un ápice. Pero está empedernido en perseguir al gato... supongo que me pasa lo mismo con Roxana. Estuve intercambiando mensajes con ella, pero repentinamente dejó de responder...

No he hablado con nadie sobre la grabación, ni siquiera con mis amigos. Y no puedo concentrarme en nuestros videojuegos...

Se fue la luz, y está atardeciendo muy rápido. Ojalá esta cuarentena termine pronto y pueda regresar al colegio... Extraño mucho hablar con alguien que no sea el amargado Ojo Azul, que me cuenta chismes de los vecinos distantes y sus anteriores trabajos antes de huir de los Llanos Negros. Alguien de mi edad para variar, que no esté detrás de un teléfono.


24 de Marzo, 2020.


Uno de los perros fue encontrado muerto junto a la pared exterior de la cocina, había arañado ferozmente aquella sección del muro que oculta el espacio secreto. Ojo Azul dijo que era un perro demasiado viejo, y que se arrancó las garras en su enloquecida empresa... pues sus patas estaban destrozadas y se había reventado los tímpanos. Pobre animal, debió sufrir una agonía insoportable... atormentado por un terror indescriptible que lo hizo romperse los tendones y los huesos. 

—El Coronel Salazar era un veterano de veintiocho años—dijo el capataz, y se quitó su gorra zarrapastrosa de la cabeza blanca—. Vivió más que muchos hombres y sufrió más que muchos perros.

Simón cavó la zanja en los matorrales con las herramientas de un depósito de hojalata herrumbrosa, lejos de las plantaciones de plátano y el aljibe de riego... allá donde los pájaros blancos cantan sus salmodias de medianoche y los sapos bailan flamenco. Lo acompañe junto a Manuelito, seguidos de la taciturna esposa del Coronel Salazar y el amargado Gavilán... pues nunca habíamos penetrado en aquel bosque de coníferas y altos magueyes. 

—Con Salazar muerto ahora la Baronesa Úrsula es la cabecera de la finca—apuntó Ojo Azul tras legadas las exequias al difunto—. Es una lastima que todos sus hijos hayan migrado a otras tierras. Supongo que tenían miedo...

—¿Gavilán no es el General? —Preguntó el pequeño Manuelito...

—El Patrón dejó a Gavilán a cargo de sus aposentos—respondió con pesar.

La Baronesa Úrsula permaneció en la tumba de su marido hasta el anochecer, y Gavilán montó vigilia frente al porche de columnas jonicas que daba a la entrada. Reinó un ambiente pesado en la casa, con la radio encendida todo el día... emitiendo el número de decesos por estado, las frecuentes fallas en los servicios eléctricos y entrevistas a doctores sobre el tratamiento en casa y las posibles complicaciones del virus que requieran asistencia respiratoria. Peor aún: un tío mío está desaparecido en la palúdica selva amazónica. Se trata de un Teniente del Ejército Nacional enviado a la frontera para repeler las incursiones colombianas. La guerra contra Colombia parecía no tener fin, y más de mil bajas se habían contado durante el transcurso de tres años en trincheras moviles.  

La pared del exterior no parece herida, pues las garras no penetraron en el robusto adobe unido con argamasa. Mi papá dice que quiere derrumbarla de una vez por todas, pero mi mamá se niega... 


2 de Abril, 2020.


Últimamente se escuchan ruidos extraños en el estudio de mi bisabuelo; parece como si aquellos objetos inefables cobrasen vida en conciliábulos de oprobio como protesta a la resiliencia de mis papás. ¿Habrá el espectro infausto de Américo Vespucio Tota retornado de la Tierra de los Muertos por alguna hechicería sepultada en la hacienda?

No he vuelto a oír a los animales hablar o... insinuar que un principado yugulado deambula por vicisitudes de la Parca, que enhiesta como báculo asciende por los escalones al laboratorio del alquimista. Casi no he hablado con nadie... y temo que este aislamiento sea postergado más meses. Mi única salvación al exterior es visitar la pulpería del brasileño a tres leguas llaneras... para abastecer las noches con velas y repelente de mosquitos. No soportaría pasar el resto del año en este sitio maldito... Siento que las paredes custodian cada movimiento que hago, y que mis pensamientos no están a salvo en el interior del cráneo. Esa aprehensión psíquica que influía en nosotros parecía emanar como un miasma purulento de las rendijas del piso de tablas y el borrajeo en el tapiz, convidado por los olvidados aprendices del mago. 

Sobre la historia detrás del oscuro sujeto que vivió en este claustro... no hay más laconismo que el inverosímil concepto y las imposturas de los vecinos marginales sobre los hombres cultos. Estos pusilánimes de aspecto mestizo y degradado aún creen en las hechicerías más elementales del acervo cultural guayanés: la predestinación del tabaco, la lectura de baraja española, el reviente de pólvora negra, la transfiguración de la bruja en arpía chupasangre y la teurgia de plantas medicinales. A su vez, satanizan toda religión 

indiferente al cristianismo luterano... y suponen que la ciencia en sus ramas superiores aleja al hombre del Concilio de Dios. No me sorprendió escuchar relatos exagerados sobre la sombra nocturna de la Finca del Chaure, y las extrañas visitas que recibía el «viejo italiano» de tierras lejanas... y sobre su intervención psiquiátrica por los médicos del manicomio de Ciudad Zamora.

Américo Vespucio construyó la Finca del Chaure sobre un santuario milenario construido por los indígenas Maboya en honor a una deidad muerta con cabeza de ciempiés... y enterró un sortilegio—algunos viejos recuerdan una carreta fúnebre arrastrando pesadamente una pestilencia azufrada y una legión de moscas del tamaño de canicas de vidrio—, cuyo litigio aún mantenía su presencia grabada en este mundo. Según las habladurías vulgares, mi bisabuelo solía recibir invitados procedentes de las grandes ciudades en carrozas tiradas por bestias extrañas o a bordo de automóviles fuera de tiempo... y no era inusual avistar perros de gran tamaño en su solar bajo el plenilunio; como era astrólogo del gobernador, solían deambular por las calles cercanas para verlo escudriñar las estrellas con su catalejo. A su vez, las pocas veces que contrató a alguien de la comarca para solucionar los desperfectos de su mansión... oyeron sus insinuaciones sobre mundos prohibidos, consensos metafísicos y criaturas análogas a las más fantasiosas mitologías. En esos laberintos magnánimos se engendró la imagen del hechicero ermitaño que vivió en la Finca del Chaure; cuya reputación de Satanista lo hizo acreedor de un horror y fascinación colectiva... que se consolidó con su intervención psiquiátrica en un desquiciado estado de megalomanía y psicosis.

Quizás mi ascendiente aún desea postergar su tautología en este plano, y es su intromisión en el taller superior lo que me genera incomodidad... pues esos ruidos que se escuchan desde arriba no son suspiros de la naturaleza. ¿Qué serán? 


5 de Abril, 2020.


Creo que el encierro me ha enloquecido, mis papás no me hablan y mi hermano está todo el día afuera... recorriendo los matorrales en comunión con los niños de esta comarca. Yo solo conozco estas paredes, y la comodidad del celular... y el rumiar de los recuerdos. No se lo he dicho a nadie... pero extraño mucho el colegio y a mis amigos. Por lo que se escucha en la radio, puede que la cuarentena se extienda hasta el próximo año... y esta desconexión me está afectando demasiado. Antes la noche era mi cuna, y pasaba horas jugando con mis amigos por teléfono... Nunca añoré salir del encierro. Ahora las paredes me parecen un conducto demasiado estrecho, la noche es una pesadilla tenebrosa y las pantallas están vacías...

Solo me queda soñar.


14 de Abril, 2020.


Estoy loco, nadie me creerá nunca... ojalá todos vieran lo que ví. No estoy seguro. Gavilán me ha hablado con su voz vacilante de caricatura desfigurada. Había descubierto la llave del taller en un cofre secreto detrás de la alacena, y esperé la oscuridad del crepúsculo para robar el llavero y descubrir qué grita y se retuerce en el piso superior... y tras haber cometido el escrúpulo, me precipité en silencio; tanteando los escalones bajo la débil linterna del teléfono para acercarme a aquella antesala del infierno. Era una pieza distintiva de plata como una ánfora, y esperé ansiosamente que entrara en el cerrojo de la puerta maciza de pesada argolla y marco ribeteado por fidedigno tallado de grotescas siluetas. Con mis conocimientos, adquiridos empíricamente a través de los místicos opúsculos y bestiarios mitológicos del salón, reconocí a la mortal Anfisbena: una ficticia culebra bicefala; representada en la puerta de sauce rojizo como emblema hermético de una extinta orden. No sabía qué encontraría detrás del portal, pues era participe de un frío sepulcral de almas atormentadas... y pronto me provocó temblores y sudor febril. ¿Qué podría conseguir en aquel estudio silenciado por mis papás? Imaginé durante semanas un laboratorio repleto de alambiques de cristal, hornos con calderos y una colección estrafalaria de horripilantes especímenes en frascos de formol; o más subrepticiamente... concebí una cámara paleográfica a rebosar de reliquias de otros tiempos y dispositivos tecnológicos que no tuvieron cabida tras la revolución industrial. 

Pero mis ilusiones se desvanecieron cuando dos candelas de polvo endrino saltaron de las tinieblas, y el gato viejo y huesudo se interpuso ante el estudio de Américo Vespucio. Me espanté, y contuve cualquier sonido que no fuera mi corazón trastocado por la impresión... pues el comportamiento anormal del felino despertó una sensación nauseabunda y terrorífica en mi cerebro, análogo a un sentimiento primitivo de repulsión a seres mimeticos del comportamiento humano. Me miró con una desagradable expectativa, como un duende aciago cuajado de pelo canoso...   

—No os otorgo beneplácito—dijo con voz forzada...

Y grité, y salí corriendo involuntariamente por albur de una indescriptible sensación externa. Los secretos de aquel estudio volvieron a sucumbir al pozo de la oscuridad, y la llave desapareció...

Y escribo esto porque presiento que será borrado de mi mente por un influjo maligno. 


25 de Abril, 2020


Pasó algo realmente curioso durante el almuerzo, y es que Manuelito no dejaba de hablar de los juegos que tenía con los vecinos pequeños de la comarca. Mamá había servido el desayuno a las diez porque nos levantamos tarde, y papá no estaba por cuestiones de trabajo ya que una vez al mes debía cumplir con su ruta de ventas. No entendía lo que decía, salvo que los otros niños creían en un bailarín invisible que se escondía en la arboleda, y que los animales rompieron la Promesa de los Pequeños Seres... y demás fruslerías infantiles, hasta que soltó una jugarreta que disparó el nerviosismo de mamá: que los chiquillos querían acercarse al altar en la colina para ver de cerca al bailarín. Ante esto mamá dejó de cocinar, y se paralizó de terror y le prohibió ir a ese sitio con el rostro pálido...

Cuando Manuelito preguntó por qué, ella no quiso soltar toda la verdad... y mi hermano siguió contando cosas espeluznantes. Dijo que todos los niños estaban muertos, y por eso podían jugar eternamente en la arboleda... y que el tiempo se detenía en un zaguán secreto bajo los cipreses de una laguna escarlata. Mamá le pidió que se callara con tono de enfado... pero él siguió en su perorata, alterado por el café con leche azucarada: el perro de los Cárdenas comenzó a llorar y pedirles que se fueran del asentamiento antes de...

El rostro de Mamá me asustó, hasta yo quería que Manuelito dejara de hablar... pero él sabía cosas que yo no; aunque en su lengua sonaban como fantasías disparatadas, para mí eran declaraciones de terror infinito. Contó que masones circuncisos estaban resguardando un monstruo espantoso en un depósito subterráneo para la Gran Noche, y que un niño que jugaba a las metras con él no era de este mundo... y que se le apareció el bisabuelo con forma de anaconda—la misma serpiente que ahogó a un niño el año pasado—, en ese estanque rojo para advertirle que...

Pero mamá lo interrumpió con una cachetada. Manuelito rompió a llorar, y dijo que la odiaba... antes de subir corriendo las escaleras con Gavilán corriendo entre sus piernas.

Me quedé frío, porque no hay ser que ame más a mamá que Manuel...


30 de Abril, 2020.


Todos estos días he intentado sobornar a Gavilán con golosinas, pero ni él... ni los perros viejos y las reses estúpidas se atreven a soltar una palabra. Le he preguntado al felino sobre el Sepelio de Huesos nombrado múltiples veces en los manuscritos de Vespucio, pero se limita a mirarme con languidez y seguir durmiendo... Para ser un animal inferior en el renglón evolutivo, posee un mesmerismo amenazante que me impide escalar mi interrogatorio al maltrato físico. Los perros son más huidizos, y el ganado no parece compartir la idiosincrasia intelectual que caracteriza a los servidores del hombre... pues ante mis cuestiones, solo se limitan a pear y cagar bostas mientras su lomo tembloroso espanta las moscas. 

He tanteado la posibilidad de la llave, pero ha desaparecido del cofrecito por artificio de Gavilán... y ahora que lo pienso, el comportamiento de Manuelito ha cambiado muchísimo desde lo que ocurrió con mamá. Lo he descubierto vociferando en el monte cuando nadie lo ve, o susurrando por lo bajo con el gato huraño entre las piernas... ¿acaso habrá contactado con alguna esfera fundamental que desconozco para el entendimiento de lo que sucede en la hacienda? Quizás esa osadía de recorrer la arboleda y las colinas lo ha dotado de la espiritualidad que me falta para conocer los secretos de estas tierras abonadas con el excremento impuro de los diablos... 


2 de Mayo, 2020.


El cuerpo carbonizado de la Baronesa fue sepultado por Ojo Azul esta mañana...

La perra nos despertó a medianoche mientras con el lomo encendido... corriendo por toda la finca e intentando apagar el fuego con el pastizal. Simón, preocupado por el inflamable maizal y las plantaciones de caña, derribó a la perra con un hachazo en la cabeza... El cuerpo cayó entre retorcijones con los ojos obnubilados mientras Manuel lloraba, y el capataz volvió a elevar la pesada hacha por encima de su gorra, rematando al animal con un estallido húmedo. El incendio se aniquiló con un par de barriles de agua, pero apagar el cadáver del canino requirió una medida drástica: fue metida en un contenedor con un susurro templado. Después, cayó un chaparrón de agua digno de un temporal marino...

Conseguí ver el cuerpo de la Baronesa junto a la fosa de entierro: su costillar había cedido como si la ignición hubiera consumido sus entrañas... y el hachazo le partió piadosamente el cráneo. Hedía a pelo quemado y el rictus de dolor deformó sus encías amarillentas... mientras el pequeño Manuelito lloraba desconsoladamente junto al hoyo. Simón levantó a la perra por las patas, y la bajó con cuidado a su descanso eterno...

—No llores, muchacho—dijo, chorreando sudor con el azadón en las manos—. Era una perra muy vieja... Tuvo de el descaro de sobrevivir a su dueño. Eso es más de lo que esperaron muchos perros... Pero no puedo entender cómo se prendió el animal en candela. ¿Dónde se habrá acostado si acá son infrecuentes los incendios? Yo creo que son diabluras de la gente mala... Aunque el veneno es más barato que la gasolina por estos lados—bajó la mirada, pensativo—. La perra llevaba noches inquieta, y no quería despegarse de mi choza. Yo creo que... la Pelona ronda el barrio—apretó sus labios secos, conteniendo el aliento al mirar la distancia—. Diabluras, nomás...

No se equivocó, a lo lejos, posado sobre la techumbre de un gallinero, observaba Gavilán, triunfante y risueño...


6 de Mayo, 2020


Manuelito y Gavilán ahora se odian... Antes el gato amarillo lo seguía a todas partes como un familiar pendenciero, ahora ambos parecen retraídos en su propia interpolación. ¿Qué habrá ocurrido entre ambos seres tan dispares?

Revisando las epístolas gnósticas de mi bisabuelo encontré un obituario donde se enumeran las muertes de oficiales militares y líderes opositores... del mandato dictatorial de Pérez Jiménez. En aquella larga lista, fechada en los años cincuenta, se repasan nombres de líderes opositores al caudillo totalitario de la Gran República... y sus misteriosas causas de muerte. En su mayoría, fueron enemigos públicos que escapaban al poder militante del Dictador... cuya fama de torturador se acrecentó con los terroríficos testimonios de la Cárcel de Guasinas. Estos nombres aparecían tachados junto a especificaciones espantosas como «devorado hasta los huesos por demonios de fuego»... o más descaradamente, «consumido por gusanos». Entre esos espantosos mártires epónimos se repetían patrones de muerte y ruina según los mensajes telegrafiados del Gobernador, y hojeando más profundamente las dedicatorias en novelas, como un descifrador de criptografías, descubrí instrucciones de ese maléfico alto mando como: «que se ahogue con los sapos, que sea enterrado en un barranco, que se cubra de úlceras hediondas»... y así, describiendo indescriptibles maleficios que debieron atormentar a los opositores del régimen. 

La oscura figura de Américo Vespucio Tota se fue tiñendo de sangre a medida que leía sus atrocidades; y me sentí atormentado por los fantasmas que asediaban la casa, cantando sus faustas postrimerías a través del ulular de los pájaros blancos. Algún inquisidor ha enumerado ciertas analogías sobre embrujos africanos, y sus evangelios panteístas que conciben horribles rituales para destruir y atormentar a sus víctimas... y sabrán los dioses invisibles en sus oscuras tertulias, sobre los maleficios invocados en estos altares de huesos vetustos y cipreses muertos. 


8 de Mayo, 2020.


«El cabalista de Jerusalén, Isaac Luria, que en el siglo XVI propaló que el alma de un antepasado o maestro puede entrar en el alma de un desdichado, para confortarlo o instruirlo. Ibbür se llama esa variedad de la metempsicosis...»

Extraído del Misterio de los Elementales, del brujo Italo Vera.


Estoy cerca de la verdad, presiento que una madriguera de secretos cósmicos yace detrás de este velo material... concebido por la casona en la finca y sepultado en la colina adyacente a las plantaciones. Lo escucho rumiar en el incognoscible taller con sus patitas perversas, Vespucio le enseñó los fundamentos y ha postergado su existencia mediante oscuros filtros y arcanos censurados. Él sabe a quién hizo bajar el brujo, y revisa fervientemente los artefactos y documentos del difunto... en busca de una clave alegórica capaz de descifrar el enigma de las fórmulas metafísicas. Sospecha del comportamiento secreto bajo la escalera y junto a la cocina... y no sé qué oscuro augurio se esconde de la entidad conocida como Bailarín, en su Sepelio de Huesos.


17 de Mayo, 2020.


Me siento muy triste. Mis amigos se reunieron y subieron muchas fotos... No parecen extrañarme, y están tan felices. Todos merecemos sentirnos amados y apreciados sin importar nuestra situación. ¿Por qué siempre debo estar solo? A veces solo necesitas que te digan que te quieren... y seguir con tu vida. Pero, que escasas son esas palabras...

A veces pienso que solo soy un patético idiota que pasa todo el día anestesiado con el celular porque no soporta su existencia. Quizás tengo razón... Siempre me he sentido solo, no me siento parte de ningún círculo de amistades, y hasta mi propio hermano me ignora y se pierde en las lomas con sus amigos imaginarios. No creo que consiga novia nunca... Soy muy extraño y aniñado. Todos dicen que soy muy inteligente, pero no saben lo tonto que me siento a veces. Cada vez que pienso en eso, me arde el pecho...

Espero que todo termine, porque... ya no aguanto más.


21 de Mayo, 2020.


Papá ha contraído el virus, y yace en cama con un malestar severo y una perdida de apetito irreconocible... posiblemente todos ya estemos contagiados, y solo es cuestión de tiempo que los síntomas se presenten. Tengo miedo de morir... y mamá no deja preparar infusiones con plantas medicinales que saben amargo. Nos hemos atrincherado para evitar contagiar a la comarca...


23 de Mayo, 2020


Manuel se ha complicado, y le cuesta respirar... y papá ha perdido robustez a medida que empeora la enfermedad. Mi hermano se comporta muy extraño, pues la fiebre lo hace temblar y delirar... soltando oraciones perturbadoras. Dice que todos en la comarca están muertos, y que jamás debimos atravesar la carretera de noche... y que Simón es un diablo disfrazado de anciano; que fue obligado por Gavilán a cometer un crimen espantoso; que no ha dejado de ser perturbado por el bisabuelo, en su intento de comunicarse con nuestro mundo para darnos una advertencia final; y que no permitirá que mamá y papá le rindan culto al Bailarín.

Mamá, papá y Manuel se han subido a la camioneta con tal de ir al ambulatorio de la ciudad para recibir asistencia respiratoria... y me quedaré solo esta noche en la penumbra porque temen que yo también me contagie en el hospital. No me gustaría quedarme en esta finca con tantos fantasmas... pero debo mantenerme fuerte.


(En la noche)

He visto algo verdaderamente perturbador... Creí que el llanto de los animales se debía al claroscuro del plenilunio; y he cometido el error de mirar por la ventana. No hay palabras para describir lo que siento... Me tiemblan las manos. Estoy aterrado... y no quiero volver a mirar. Eran las vacas, que caminaban erguidas sobre las ensangrentadas patas traseras, con los ojos completamente blancos... Su llanto forma un coro maligno que me atormenta por su parecido a una orgía demoníaca. El altar es una cripta de huesos antiquísimos con una maldición hereditaria... Los chivos danzan con los huesos quebrados en posturas homínidas, y las vacas gritan con terroríficas alabanzas en alborozo a las promesas pecuniarias de los condenados. No debí divulgar la verdad... ahora vienen por mí. Las escucho enfilar ante el portal de la casona mientras el Bailarín, El Que Canta de Noche, acecha como el rey crapuloso de estas tierras malditas. No me atrevo a mirar por la ventana otra vez, porque tal procesión me ha horrorizado de una manera indecible. Gritan de dolor y de éxtasis con mugidos animales y palabras impías.

Tengo mucho miedo...


El Sepulturero de Puerto Bello


«Gerardo Steinfeld, 2025»

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