Capítulo 11. Cien Mil Días de Tinieblas
Capítulo 11: El Amanecer del Sol Rojo.
«27 de enero, 2025».
Kiara estudiaba el ejército conformado por el millar de Cambiantes bajo el mando de Joel Arciniega, en fila, sobre la playa de arenas pálidas ante las olas oleaginosas de un mar intranquilo. El gigantesco espejo de plata que tenía ante sí, reveló secretos de las filas de hombres y mujeres morenos y esbeltos, vestidos con poca ropa ante las tempestades del porvenir.
El salón del trono de los antiguos reyes de la Isla Esperanza era un recinto pulido, e impoluto. Habían sacado las butacas alargadas y dispuesto taburetes alrededor del trono como un tribunal eterno de fantasmas desolados. Los cuadros al óleo de los antiguos reyes Sisley eran adustos, de cabello negro y ojos violáceos. En el pasado, los Sisley unificaron las tribus Celtas para defenderse de los draconianos Wesen y Scrammer, y conformaron la Ciudad Eterna para una era de maravillas. La dinastía se extinguió hace doscientos años cuando el hijo renegado no heredó el trono y masacró a la familia durante un banquete, antes de lanzarse de la torre más alta del Castillo de la Corte.
El famélico rey Joel Sisley, postergó su existencia con el Elixir del Cinabrio sin dejar herederos, hasta que su inminente muerte, doscientos cincuenta años después, trajo consigo las Guerras de Sucesión que ocasionaron la canción de medianoche de Niccolo, la rebelión de los Sonetistas y la balada del anochecer... cuando tuvieron que unificarse ante la maldición que el dios maligno Thoth impuso sobre la isla, esterilizando a los desgraciados sin quintaesencia, y la invasión infructuosa de su Ejército Negro, impedida valientemente con el sacrificio de Gerard Courbet y sus Sonetistas. La epopeya de los muertos narra la época más oscura de la isla y su desenlace es un misterio...
Sena Fonseca permaneció a su lado con una sonrisa ante las imágenes en los espejos. Desde las almenas y los ventanales no se podían divisar las arenas, solo un complejo de montañas verdosas y un puerto antiguo que no se utilizaba desde los tiempos turbulentos antes de la Eutanasia de Sangre. La rubia vestía el jersey negro de los Sonetistas, con una mano de oro a modo de insignia en el pecho izquierdo. Usaba botas altas y pantalones de cuero. Elisa Corne d'Or era una mujer cruel de edad cuestionable, a pesar de lucir joven y hermosa; Vidal Fonseca tenía el cabello blanco y más de ciento cincuenta años de experiencia como Sonetista; John Verrochio era un hombre alto y taciturno, de modales discretos... y aterradoramente parecido al John D. Rockefeller, que, según las leyendas del mundo ignoto, siempre fue una marioneta de los Sonetistas; y la pelinegra Morgana de cerúleos ojos crueles le sonrió, revelando que todas las conspiraciones de familias poderosos como los Walton, Morgan y Rothschild, eran las caras del dado que fabricó la Corte de Magiares hace doscientos años para el Nuevo Orden Mundial, la Agenda 2030 y el Proyecto de Integración de Volumen Social. Le pareció horroroso, que estuvieran ganándose el interés de la sociedad elitista más poderosa del mundo. El resto de Sonetistas del lugar conformaban la Corte de Magiares para avistar el ataque y la defensa de la Isla Esperanza.
—Hagamos un trato—propuso Sena ante Joel y Nelson cuando los sorprendió en la isla de los Cambiantes—. Vamos a levantar todas las restricciones y difundiremos un mensaje de igualdad entre los puritanos para que los gentiles os acepten.
Joel se recuperó rápidamente cuando consumió un corte de carne sanguínea. Nelson al atardecer recuperó todas sus fuerzas... y encararon a la delegada de los Sonetistas en una asamblea frente a los habitantes más importantes de la isla, inmersos en miradas funestas bajo la techumbre de la choza de comandos.
Sena se sentó frente a una mesa rudimentaria, con Gregorio Fonseca y Verónica Flambée a cada lado. La mujer alta de ojos dispares los miraba a todos con gestos inexcusables y grotescos. De cuando en cuando, le susurraba a Sena en la oreja. El resto de Sonetistas permanecía de pie, como una escolta de dioses impíos, detrás de sus congéneres en las butacas artesanales.
Kiara estaba apostada en la puerta, expectante ante las clausulas de Joel, Nelson y Jean Pierre; el último, era un joven moreno, líder de la Unión Latina de Cambiantes. En la sala también se encontraban gran parte de los Cambiantes de la Isla: desde sirenas, licántropos y naguales, hasta draconianos y reptilianos.
Sena cruzó los dedos enguantados frente a su rostro.
—No es secreto que el mundo ignoto está a lunas de ser estremecido por una revolución—dijo. La mujer no dejaba de sonreír, y sus ojos cerúleos lanzaban relámpagos despiadados—. Como ya lo saben: la Cumbre Escarlata ha colaborado con el gigante farmacéutico Shengou, pactando con los Fueguechi... para replicar las abominaciones del pasado prehistórico de la humanidad. El culto negro ha transportado contenedores de mercancías desconocidas a los puertos franceses y galos. Los puntos más próximos a nuestra isla.
Joel parecía estar a una palabra de reventar en mil trozos, y una vena en su cien palpitaba.
—¿Y quieren que defendamos sus costas de los monstruos del mar?
Sena profirió una palabra de afirmación en su desconocido y dulce idioma.
—Nuestro Basilio liberará a las familias cautivas y se detendrán las persecuciones, si los Cambiantes refuerzan el frente de esta «Guerra Ignota». La Cumbre Escarlata, y su Ruiseñor... han declarado el conflicto y pactado con cientos de aquelarres para exterminar a la Corte de Magiares. Se está librando una batalla en el mundo ocultista, hay persecuciones entre nuestros Sonetistas por estos esperpentos adoradores del Caoísmo, revueltas en ciudades importantes y los bajíos de la sociedad agonizan ante las sectas secretas y misas negras de los tiempos oscuros. La purulencia grasienta de la historia hierve en las entrañas de los suburbios... y algunos magnates han armado ejércitos y búnkeres para declararnos la contienda. Ellos son muchos, y nosotros solo el uno por ciento de la humanidad...
Joel Arciniega paseó la mirada por el salón de madera, con vigas de tablas y techumbre de cortezas. Estudió los ojos de Sena y miró de soslayo a su sobrino Nelson.
—Los Cambiantes ejercerán el papel correspondiente en su guerra... hasta que la Cumbre Escarlata y sus magos de máscaras doradas hayan desaparecido. Estas, son mis cláusulas patentes para llegar a un acuerdo que beneficie a la Humanidad que, tristemente, ustedes los poderosos... han dividido y esclavizado; después de tantas muertes e injusticias cometidas a mi grupo étnico—posó las manos sobre la mesa—. He conocido la crueldad, y perdí toda mi familia en estas batallas que creí sin sentido. Sé, que ellos, mis fantasmas, han estado esperando este preciso momento: tenerme sentado en la mesa de diálogo junto a los titánicos tiranos del mundo. Hablo por mí, y por los dos millones de Cambiantes muertos y todas las bajas de inocentes que no debieron ocurrir. Tengo algunas peticiones antes de detener estas masacres. Nunca se trató de violencia sin sentido, muertes y contiendas... Siempre intenté trasmitir un mensaje de cambio.
»Quiero que eliminen las ciudadanías, los pasaportes, visados y deportaciones; el mundo dejará de estar conformado por naciones aisladas, indiferentes del prójimo... Que se pueda viajar solamente con cédula y registro de carisma para que las oportunidades de trabajo y vivienda sean iguales—se lamió los labios y tembló ligeramente—. Fichas de comida gratis para cada ser humano. La mitad del planeta se muere de hambre y la otra mitad no quiere comer... La repartición de fichas de alimentación balanceada será uno de los pilares estrictos de la sociedad.
»Educación de calidad gratuita y proyectos de vida para todos los seres humanos; sin distinción de razas, etnias o religiones... Todos serán educados y desde pequeños se les deberá inculcar el conocimiento necesario para que se desarrollen en un mundo de oportunidades. Habrá un programa de esterilización masiva para que solo se pueda tener, estrictamente, dos hijos por familia; y solo los adultos que cumplan ciertos requisitos puedan tener bebés: los adultos mayores de veinticinco años podrán aspirar a tener hijos si pasan pruebas psicológicas y económicas estrictas; en caso de que un adulto no cumpla estás condiciones, se les inducirá el aborto obligatorio o la confiscación del niño. Sueño con un mundo donde los niños no sufran las desigualdades y la violencia. Los pedófilos y todo el que llegue a lastimar a un niño será sentenciado a castigos, severos inclusive la muerte. Las granjas de clones y niños serán erradicadas.
»Se acabó el acaparamiento de la riqueza y una persona, como individuo, no puede ganar más de setenta y dos mil dólares en un año. La riqueza confiscada se utilizará en fundaciones de provecho para todos los seres humanos en condiciones de necesidad y adicción. Y no pongan esas caras de disgusto, hice los cálculos y para vivir plenamente con todas las comodidades en un año único, solo es necesaria esta cantidad y estoy exagerando la cifra. Porque conocí familias que en toda su vida no ganaron ni la mitad de este monto. Los Cambiantes son seres humanos y serán tratados como tales. Ya no habrán más guerras por territorios, y los ingresos brutos se repartirán para el desarrollo de la civilización y los servicios. Será difícil, pero dejaremos de pensar como individuos y empezaremos a tratarnos como comunidad.
»Las empresas farmacéuticas dejarán de encarecer los medicamentos de las enfermedades que ellos crean, y una alimentación saludable será la regla. El gobierno debe dar prioridad a la educación, la alimentación y la medicina gratuita... Los medicamentos serán proveídos a los necesitados: tratamientos como el cáncer, el sida y otras enfermedades terminales serán la priorización del estado. Y déjense de propagandas conservadoras, el aborto será ley en caso de no cumplir las condiciones psíquicas y económicas.
»Se abolió la globalización y la esclavitud moderna: se establecerá un salario digno a nivel mundial y los bancos dejarán de encarecer la calidad de vida, y endeudar a los incrédulos con préstamos innecesarios. Se deberá cultivar educación financiera, emocional y sexual en los próximos años. Quiero que los reyes desaparezcan, y las mafias sean extirpadas de raíz. Personalmente, voy a dirigir la lucha... contra el tráfico, el sicariato y la extorsión. Sé que pueden lograr todo esto y más... porque conozco la magnitud de su influencia en los gobiernos como la élite más poderosa del mundo, y... así como crean guerras sangrientas, pandemias y hambrunas... Creo que pueden hacer mucho más por la Humanidad. Jean Pierre tiene bajo su mando a millares de Cambiantes en Latinoamérica, y Nelson ha pactado con la gran mayoría de los Cambiantes asiáticos. El resto, será un hervidero porque... los mártires son más escuchados cuando mueren que en sus largas oratorias. Somos diez veces más que en nuestra última guerra, y esta vez... no nos detendremos. Somos una sociedad «avanzada», y no es concebible que sigamos destruyendo el planeta y mutilando nuestras sociedades con el acaparamiento y la desidia con los estratos más bajos. Tenemos la tecnología y los recursos necesarios para que la calidad de vida sea igualada en cada ámbito social, sin vanidades y entretenimientos de mierda... Pueden asesinarme, pero el mensaje nunca morirá. Esta transmisión se está emitiendo a mis mensajeros en todo el mundo y las grabaciones saldrán al internet cuanto antes... después de la muerte de todos los presentes.
Sena Fonseca sonrió, escudriñó los ojos espectrales de Joel Arciniega, y sin más dilación, reventó en carcajadas estrambóticas.
—¡Eres un demente! Estás pidiendo que derrumbe los pilares de este mundo en una pésima improvisación de Jesucristo... ¡Estás viviendo en un sueño imposible!
Joel asintió, y una lágrima cayó por su mejilla izquierda.
—Los sueños nos salvan—se cruzó de brazos—. Los sueños nos elevan y nos transforman en mejores personas. No aspiro ser un pseudo mesías, y sé muy bien... que el único camino que nos abrirá las puertas será la violencia inconmensurable. Esta isla se llamará «Sueño», y será nuestro paraíso. Voy a construir un sueño para todos ustedes... Y por mi alma, juro que... hasta que mi sueño de un mundo donde la igualdad, la libertad y la justicia sean la realidad que compartimos... Nunca dejaré de pelear, no importa que mi cuerpo sea destruido.
Joel estaba al frente de las filas, sentado en una gran roca erosionada con vista al mar. El espejo retrató, espléndido, su cabello desgreñado y revoltoso ante la brisa salitre y el contorno de los músculos prominentes de su cuerpo desnudo. En su hombro había una única cicatriz en forma de mordida, pero todo su cuerpo era musculado, venoso y... adolorido. La mutación del Cometa de Sangre lo convirtió en rubio, de ojos verdes y sangre envenenada.
Las filas de Cambiantes esperaban ante el litoral. Al menos tres mil de los guerreros más poderosos encabezados por el moreno Jean Pierre, el nipón Megumi y diversas figuras representativas de aquel mundo híbrido como los naguales mexicanos, licántropos portugueses, serpentinos indios, árabes de pieles curtidas que se transformaban en masas de cuero con cuatro brazos empuñando cimitarras, indios que sobrevuelan los cielos con cuerpos emplumados, rusos prominentes que saltaban en forma de osos oscuros, y vampiros rumanos de alas membranosas con aspecto de murciélagos oriundos del averno. El ejército desnudo y heterogéneo empuñaba armas de diversos metales y culturas: curvas, largas, aserradas y bastardas; de cobre, hierro, cobalto, piedra y oro. Manejaban lanzas, arcos, hondas, mazos de púas, jabalinas, hachas, espadas, puñales y escudos... La cultura reprimida de la humanidad se unía en una mescolanza primitiva de seres desnudos, morenos, pintarrajeados con rituales indígenas precolombinos, más antiguos que la cultura cristiana. Era la humanidad unida, y cuantificada a lo largo de las generaciones en una playa del olvido mientras el mar bullía con burbujas de desesperación.
Kiara esperó pacientemente, vestida con un mono azur oscuro que recordaba a los proletarios de las fábricas. Los espejos mostraron las imágenes del océano hirviendo, y las pesadillas emergiendo en cúmulos espesos de criaturas retorcidas, esculpidas por dioses inmundos en su locura apoteósica. Su primera impresión fue de caótico terror al contemplar una de esas enfermizas creaciones: era un ser repulsivo de tamaño desproporcionado y elefantino, cuadrúpedo, cubierto de pelo verdoso y torso alargado rematado en una cola hirsuta y escamosa parecida a una serpiente ciega y de saliva ácida. Su pelaje tenía agujeros por donde brotaban, en raudal, espinas viscosas; tenían agallas y bulbos en sus lomos peludos, sus patas prominentes terminaban en zarpas negras, y su vientre escamoso escondía secretos inmemoriales. Su cabeza era felina, perruna y grotesca, con una boca tan larga y ancha que rompía su mandíbula con colmillos vampíricos y cuatro ojos asesinos que veían al mundo en una gama de sentidos olvidados por los hombres.
Kiara gritó, y sintió náuseas al ver emerger de los océanos el centenar de monstruos bregando en la espuma salitre. No podía escuchar nada, pero presentía los gritos de guerra y los aullidos de los achaparrados indios, rosados europeos, morenos latinos y pálidos asiáticos. Un grito de proporciones épicas que llegaba hasta los confines del cielo y tejía las nubes con halos de miedo, euforia, desesperación y rabia. El ejército vociferó a grandes voces, golpeándose el pecho, levantando las armas y tamborileando sus escudos. Hombres y mujeres de todas las edades, cegados por la batalla y el furor de Joel Arciniega al imponer su voluntad en una insuflación de poder.
Sena se reclinó en el trono mientras los Sonetistas preparaban las bolas de cristal para comunicarse a través del fultano con todo el campo de batalla. La gran mayoría de los Sonetistas permanecía en la retaguardia; y haría llover relámpagos, tempestades, remolinos, cenizas y azufre... sobre la marea de monstruos que arremetía contra la Isla mientras se libraba una gran batalla en todo el mundo ignoto.
Verónica Flambée mantenía las comunicaciones junto a un séquito de Mortificadores habilidosos capaces de comunicar a todo el ejército de Cambiantes, y los Castellanos de los únicos tres Castillos de Magos Rojos guarnecidos: Gregorio Fonseca, Martín Louvre y Matilda Scrammer; dirigiendo aquel poderío.
La Serpiente emergió del mar, sobre un cúmulo de espuma vetusta que resultó ser un pedestal de basalto mezclado con cristales molidos. Un chorro de fuego verdoso brotó de las colinas que conformaron la retaguardia, y bañó la figura escarlata... pero, el fuego no pareció afectar aquel fantasma sangriento. Las bestias salieron, por centenares, y formaron filas rugientes y babeantes en una procesión dionisíaca de demonios purulentos. Era el único mago de la Cumbre Escarlata en la primera oleada de demonios.
—La Serpiente tiene a los Demonios de la Tierra bajo su control mental—inquirió Sena—. Al asesinarlo, los monstruos romperán filas y se dispersarán. Debe estar protegido por cientos de magos negros, invisibles, escondidos en la oscuridad como camaleones cobardes.
Verónica transmitió aquel mensaje. Joel Arciniega habló, con voz potente a todo el ejército y el mensaje se propagó eb los tenientes como la pólvora. Los demonios blasfemaron, soltando rugidos abismales, y la arena se estremeció... Las filas de hombres y mujeres aullaron con las armas en alto, rompieron filas. El rubio echó a correr, desnudo, ante la brisa del mar y las bestias se lanzaron a la batalla. Kiara lo siguió con los espejos y vio como saltó, para convertirse en una imponente bestia albina con caracteres de lobizón. Las bestias en su verdadera forma, de todas las especies y lugares, lo acompañaron en una estampida destructiva conformada por una variedad aterradora de especies terrestres y voladoras. El polvo se levantó con cenizas ardientes...
Kiara cerró los ojos cuando ambos ejércitos se encontraron, en una batalla sin precedentes que solo presenciaron con anterioridad los fantasmas ausentes de la época primigenia de la Tierra. Ambas mareas de bestias mordían, lanzaban zarpazos y aullaban con insufribles blasfemias sangrientas y cadáveres despedazados. Las montañas de cadáveres se levantaron, y las bestias peludas saltaban sobre ellas a un festín depravado de destrucción... Los demonios eran repelidos al agua, de la cual brotaban en cantidades impensables con cada ola, y la marea se tiñó de un rojo acuoso. Los Sonetistas en las colinas hacían llover flagrantes esferas de fuego rojizo, y relámpagos cerúleos que calcinaban abominaciones como castigos divinos. Pilares de viento caían sobre el agua y la espuma se levantaba en cascadas...
Buscó con desesperación a Nelson con la mirada, escudriñando filas de Cambiantes siendo despedazados por demonios y montañas ensangrentadas de cadáveres mutilados. Creyó ver una maraña de espeso pelaje pardo subido al lomo de un grueso demonio, pero un relámpago pálido cegó la imagen y los gritos se alzaron solapadamente. Los demonios que brotaron del mar superaron por millares a los Cambiantes, y una formación de pinza se cerró, destrozando y destripando con sus sartas de colmillos a todos los seres vivos, moribundos y cadáveres. Era una carnicería sin procedentes: el mar ardía con fuegos fatuos, los relámpagos caían en tempestades, y los remolinos levantaban masas de cuerpos sin distinción... El polvo negro subía y un río rojo cubría la arena ennegrecida.
—Traigan el Libro de los Grillos...
La Serpiente apareció en medio del salón del trono, y Kiara gritó cuando se dio media vuelta. La silueta alta era rodeada por tentáculos de niebla escarlata que lo cubría de pies a cabeza. Se encontró con los ojos aguamarina del Mortificador bajo el yelmo plateado, y su imponencia la hizo temblar. Sena extrajo de un maletín metálico, un pesado manuscrito de un tamaño anormal, envuelto en cuero rojizo... con un rostro humano. Gritó, asustada al contemplar el Primer Libro Maldito de la Creación, y nada tuvo sentido. Los Sonetistas no parecían intimidarse ante la presencia del terrible mago negro, y lo comprendió todo cuando se quitó la máscara:
—Corrodo Gini—Kiara retrocedió, asustada—. Tú eras la Serpiente, y engañaste a la Cumbre Escarlata.
El hombre sonrió y su túnica escarlata se desgarró en miles de hilos con cuchillos invisibles de aire. Debajo, llevaba el jersey oscuro. En sus manos sostenía el Libro de los Grillos, y su desagradable rumor de insectos nocturnos. Su sonrisa disimulada fue terrible y... aquellos ojos penetraron en lo profundo de su alma.
—Vivimos en un mundo de sueños, Fueguechi—la señaló con un dedo largo y pálido—. Nosotros somos las arañas y, ustedes... las larvas que sobreviven en la telaraña. Fue muy noble la proposición de nuestro querido Joel Arciniega, pero los poderosos, nunca velarán por la vida de los más débiles. El egoísmo es el sentimiento más humano... y, esta es la única forma de salvar a la humanidad.
—¿Salvarla?
Escuchó un silbido y un estallido de luz pálida. Estaba conmocionada por el estupor, y no pudo reaccionar a la Proyección Punzante... Kiara se encogió con un gemido cuando un calor agobiante la traspasó en el estómago, y el dolor la invadió. Cayó de rodillas y se agarró el vientre ensangrentado... Las páginas amarillas del libro maldito se abrieron y revelaron el ignoto contenido escondido de los ojos mortales por los dioses sublimes. Las sombras danzaron en el salón de los Sonetistas con las varitas encendidas.
Kiara se levantó, con la boca llena de sangre y saltó al portal de los espejos ante una docena de estallidos que hicieron reventar las cristales. Era capaz de moverse a través del mundo onírico para recortar los espacios del mundo vigil... Nunca había atravesado un portal, herida: fue repugnante y doloroso. El recorrido a través de la puerta la condujo por un precipio de locura donde habitaban seres gigantescos, escamosos y vigilantes... Luces parpadeantes en los cielos del futuro y ángeles descarnados volando por los cielos rosáceos. Kiara emergió de una charca de sangre formaba por los cadáveres de cientos de personas en una fosa de miembros y cabezas arrancadas. El ruido de la carnicería era aturdidor... escuchaba mandíbulas masticando, gritos de dolor, chasquidos, aullidos, rugidos, las huellas en la arena y las olas de un mar embravecido. Intentó caminar, con el rostro lívido y las piernas flojas y ensangrentadas. Hizo un esfuerzo desorbitado por levantarse.
—¡Nelson!—Gritó con todas sus fuerzas. Tosió por el esfuerzo, y sus pulmones colapsados vomitaron sangre. El daño era muy grave—... ¡Nelson! ¡¿Dónde estás?!
Abajo, la arena fue ennegrecida por el río de podredumbre y sangre coagulada. Volvió a gritar, y se derrumbó con un acceso de tos y flemas sanguíneas... Sentía que en cualquier momento se iba a desmayar por la falta de aire. Los cuerpos iban y venían siendo perseguidos, mutilados y despedazados por el hambre desorbitada de los demonios. Las púas volaban, atravesando la carne y los huesos. Kiara esperó, arrodillada y...
—¿Fueguechi?—Nelson apareció ante ella con un traje de gala rojo, y una sonrisa socarrona—. ¿Estabas esperando por mí?
Kiara extendió sus brazos para lanzarse a él y cayó a la arena. Nelson la atrapó, y se dio cuenta que le faltaba la mitad del torso y brazo izquierdo, siendo arrancados de una mordida por una bestia maligna durante la encarnizada batalla. Estaba chorreando sangre y la mitad de sus vísceras se desparramaron ante las costillas expuestas... Ya no se regeneraba, y sus tejidos estaban muriendo. La abrazó con su brazo único, posando su cabeza en su pecho ensangrentado... Escuchó que su corazón se estaba deteniendo.
—¿Nelson?
—Cierra los ojos, Kiara—la apretó. Un barullo horripilante de gritos y trompetas se alzó ante el enloquecido cielo de castigos infernales y relámpagos purpúreos—. No quiero veas esto... El sol se puso rojo y las nubes rosáceas están vomitando alimañas. Estamos... en el fin del mundo tú y yo. Concéntrate en mi voz, te voy a cantar mi canción favorita para que no tengas miedo. Lo siento, Fueguechi... No habrá una próxima vez y, otro nosotros en las playas del mundo.
Kiara cerró los ojos, y esperó... No supo cuando terminó la canción ante la perdida de realidad.
My feet are aching
And your back is pretty tired
And we've drunk a couple bottles, babe
And set our grief aside
The papers say it's doomsday
The button has been pressed
We're gonna nuke each other up, boys
'Til old Satan stands impressed
Una orgía demoníaca tomó lugar y los gritos de desesperación nublaron todo sonido perceptible con pulsaciones, y abismos insondables de locura. Las bestias invisibles fueron liberadas de sus cadenas y el Ojo Ciego de Meridiano avistó la Tierra, liberando su ejército de Caídos para devorar la esencia de la Humanidad. No podía ver nada, solo sentía la luz roja derritiendo su piel, carne y huesos...
And here it is, our final night alive
And as the earth burns to the ground
¡Oh, girl, it's you that I lie with!
¡As the atom bomb locks in!
¡Oh, it's you I watch TV with!
¡As the world!
¡As the world caves in!
Las trompetas se alzaron y el mundo terminó en un holocausto de sangre, y un abrazo final ante el sol abrasador y las ángeles esclavos. Su cuerpo y el de Nelson se convirtieron en pulpa gelatinosa, y prevalecieron por siempre en una masa sanguínea, amorfa y fofa. Sin conciencia.