Capítulo 10. Cien Mil Días de Tinieblas

 Capítulo 10: El Demonio de la Oscuridad...

«15 de noviembre, 2032».

Los espectros del mundo onírico lo perseguían como sombras de basalto desdibujadas en una densa bruma de pórfido oscuro.

Detrás del crisol de los sueños llameantes pudo vislumbrar la silueta recortada de Jonathan, y las sombras monstruosas que lo acechaban desde sus dimensiones oscuras. Sus formas grotescas y ansiosas extendían sus zarpas caóticas y, los tentáculos de oscuridad de un ser indescriptible envolvieron aquel cosmos de náutica liminal. El joven de cabello oscuro extendió sus palmas y mostró los agujeros de sus manos en sacrosantos estigmas, chorreantes de sangre hirviendo.

—Ya sé quién es...

Sam caminó a través del sendero de arena: a su derecha se extendía un mar oleaginoso en el cual habitaban seres horribles, y a su izquierda, se extendían enredaderas tubulares y zarzales que devoraban todo a su paso con estupor vegetal. Las llamas consumían el cuerpo deteriorado de Jonathan, y las raíces perforaban su piel como lombrices hambrientas.

—Samuel, he vagado por el mundo onírico y, los infinitos Mundos Posibles consumidos por la oscuridad. La entidad devoradora del meridiano ha enloquecido, y corrompido las sustancias del río espiritual... como el veneno corrosivo adulterando el lecho de un río. Se ha alimentado de las anímicas que conforman la sinfonía de vida y muerte... y ha estado canibalizando a la Entidad Primaria, en su mezcolanza de gula robando los fragmentos de los «Caídos».

Sam intentó dislocarse los tendones del pulgar para zafarse de los restrictores de oro. Los Maeglifos de Obstrucción Energética tallados en el relieve de las apretadas esposas, cortaban el flujo energético de su cuerpo, impidiendo la ionización de la quintaesencia. Aquella aleación de acero y oricalco se cerraba en torno a sus muñecas y cuello con consternación. La celda era de polímero translúcido y capas de acero reforzado... Los fantasmas deliberan en círculos concéntricos de desesperación inmaculada mientras la Concepción del Todo desaparecía ante el pasar del tiempo y la locura. Lo durmieron con un gas blancuzco, ante la protesta de sus pulmones y cerebro. Cuando despertó, le habían extraído sangre, muestras de tejido y un fotograma de sus recuerdos en un cristal de memoria para estudios metódicos de su perfil. Todos los seres humanos rendían pleitesía a los datos almacenados en la computadora cuántica de la isla.

Intentó meditar, hacer estiramientos, practicar figuras de artes marciales, calistenia a expensas de una alimentación a base de levaduras vitamínicas y... verduras salteadas con hongos y pulpa de carne. La comida, aunque racionada, era muy buena: los habitantes de la Isla Esperanza creían que los cereales eran deletéreos para el organismo: principal causa de enfermedades y envejecimiento. Todos los malditos Sonetistas eran agraciados, juveniles y sanos... y lo primero que adquirían del mundo exterior era una severa adicción al alcohol y las drogas debido a su estricta crianza. 

—Los tubérculos y los frutos secos son pura mierda—Pedro Corne d'Or fumaba como una chimenea, hacía las veces de nicotina y marihuana. Era el único Sonetista que pudo llamar «compañero», durante su búsqueda de las ruinas junto al Culto del Cadejo Negro en los desiertos ignotos y los macizos extraños de Venezuela—. Los aceites vegetales son cancerígenos, y su estructura social empuja a la ingesta de cereales que terminan enfermando el cuerpo... para luego venderles los medicamentos. El cuerpo humano solo requiere carne, grasa animal y vegetales que crecen arriba de la tierra.

—Samuel, hijo de Freduar y semilla de los Wesen.

El espectro quimérico de Jonathan posó sus manos en la celda de polímero. La primera impresión de Sam fue una alucinación: un espectro de espeso cabello oscuro y ojos negros. La silueta lo escudriñó desde el portal ataviado en una gruesa túnica oscura que le llegaba hasta los talones, ceñida con un cordón de tres nudos... El cabello desgreñado caía sobre sus hombros, y la palidez de su cutis relató cuentos terroríficos de engendros en las tinieblas. Las palmas del hombre tenían agujeros de crucifixión tan profundos como hoyuelos a la eternidad del éter. El polímero vibró... y se redujo a una montaña de polvillo vidrioso. Jonathan se afeitó, y un cariz de la ignominiosa juventud pérdida apareció en sus mejillas hundidas y ojeras oscuras. 

—¿Jonathan?

La imagen del venerable santo ante sí, era la antítesis del joven rebelde y descarado que lo sumergió en el abismo del mundo ignoto. Sam se incorporó, vestido con los pantalones de algodón y la camisa de lino teñidos de azur que repartían en aquella prisión.

—El mismo que viste y calza, mi estimado—el espectro sonrió, socarrón. La peculiar arrogancia que reflejaba su espíritu permanecía escondida en las cavidades de su personalidad: siempre fue un bocón malicioso y un esquizoide problemático... Empezó a cambiar su léxico y aptitud cuando su alma se contaminó con los fragmentos de la Vera Cruz—. Que alegría, que sigas viviendo con plenitud... en este mundo consumido por la oscuridad.

—Creí que los mensajes que enviabas desde el mundo onírico eran restos de tu mente—Sam salió del agujero y miró los pasillos iluminados con lámparas de cristal—. Tú y yo... ¡Carajo! ¡Estamos en el fin del mundo! 

Jonathan rio por lo bajo. Echaron a caminar por los corredores de pórfido, y los terrores pseudohumanos que se retorcían en las celdas reforzadas. Después del Colapso, muchos clones fueron sometidos a terribles experimentos que deformaron sus cuerpos y mentes. Cada celda contenía atroces horrores, y torturas que solo los diablos podían ingeniar en sus maquinaciones infernales. La mayoría de sujetos mutados fueron liberados en la locura demoníaca detrás del umbral de los egipanes morbosos y los hijos de Moloch. 

—He permanecido por más de ocho años en los pasadizos secretos del Valle de Espinas. Recordando el pasado en los monumentos de la Iglesia del Sol, y recorriendo los túneles de esta isla y sus fantasmas. Existen algunas lagunas en estos puntos energéticos que son capaces de arrojar indicios de los Mundos Posibles. Estas rupturas de energía primitiva me muestran los... horrores que escapan a la percepción de lo creíble. He estudiado y meditado sobre los cúmulos negros del vacío, y las bestias invisibles que vagabundean sobre las ruinas de las grandes ciudades bajo la luz rosácea que cae del ojo ciego de Meridiano. Diez mil millones de muertos en un día... y ríos sangrientos ensanchando los océanos habitados por seres que escapan a nuestra comprensión. Atracones de ese líquido gelatinoso en que se convirtió la humanidad, por... habitantes de las cavernas plutónicas de eras anticipadas a la terraformación artificial de nuestro mundo. 

»Las versiones de nuestros corazones en los infinitos Mundos Posibles que gobiernan el tiempo y el espacio... han sentido los arrebatos de este descarado destino. Somos decisiones, mi estimado... incluso las más difíciles, pueden crear bifurcaciones en el misterioso río del tiempo. Creía que la sinfonía de los espíritus, dirigida por la Entidad Primaria con su batuta preconcebida por la Esencia Divina del Todo, cual orquesta dionisíaca, era una corriente lineal según el principio de causalidad y entropía... Pero, este cauce turbulento contiene bifurcaciones y ramificaciones incomprensibles para los hombres... que desembocan en miles de resultados futuros y análogas paradojas de existencia satírica. Existen Mundos Posibles, infinitas versiones mías y tuyas, algunas más crueles... donde nunca nos conocimos, y esta conversación puede desembocar en cientos de futuros incognoscible en el misterioso raudal de las sustancias anímicas. 

—¿Y la tinta podrida que está contaminando la afluencia de la existencia?

Jonathan frunció los labios y su rostro se resquebrajó en una máscara de terror. Subieron por una escalinata y las celdas, y sus gritos, y sus demonios... se quedaron atrás. Ascendían rodeados de paredes de basalto con techo alto y alargados ventanales que avistaban la compleja urbe de edificios prominentes, calles anchas y tubos de transporte que atravesaban las facultades, almacenes y hangares, como las venas de un monstruoso gigante metálico. Al pie de la antigua edificación en la colina desconocida que se encontraban, bajo el sol en las calles adoquinadas, se erigió un podio que era rodeado por una cuantiosa masa conformada por los extraños habitantes de la Isla Esperanza.

Sam se detuvo y se inclinó para contemplar el espectáculo macabro. La mujer atada frente al pelotón de fusilamiento era Jessica Fonseca, desnuda y flacucha; envejecida por el esfuerzo y las piernas ensangrentadas... después de la cruel tortura. El pelirrojo vio al círculo de Sonetistas, de uniformes negros, bombardear a la mujer a disparos y convertirla en una masa de carne chamuscada. Los isleños aplaudieron y vitorearon a sus héroes en nombre del juramento de Gerard Courbet. 

Sam levantó sus ojos rojizos y escudriñó el mar cristalino que se extendía por el puerto vacío. Más allá, una tenue tormenta hervía terriblemente en el caos de lo impensable. Pensó en los demonios depredadores, reproduciéndose y devorando todos los seres vivos en los continentes mientras el Sol Rojo convertía a cualquier humano en pulpa carnosa para saciar la gula de los Demonios del Frío como un elixir divino. Continuó su caminata detrás del hombre sacro, y contempló una bajada en descenso por un espiral de escalones.

Jonathan lo miró por encima del hombro.

—Sebastián Landaeta siempre estuvo en esta isla.

—¿El Justiciero de Ciudad Zamora que desapareció hace quince años?

—Los Sonetistas lo raptaron y experimentaron con su cuerpo hasta convertirlo en el imán más poderoso creado por el hombre. Suficientes unidades electromagnéticas, para mantener un campo protector alrededor de la isla... impidiendo que los habitantes del caos atraquen en la costa. Los Sonetistas han cometido el peor de los pecados, y es mi culpa. Yo liberé el supremo terror de las catacumbas... debí destruirlo cuando tuve la oportunidad. Nunca imaginé... bueno, ya no vale la pena pensar en eso.

—¿Qué ocurre, Jonathan?

—Yo soy la causa, Samuel—pasó frente a un ventanal y la luz del sol lo bañó por un instante: una sombra horripilante se recortó en el cuadro de luz pálida... Y pudo distinguir le negra oscuridad en el basalto de una horrible sombra demasiado alta con cabeza particularmente prominente, de antenas asquerosas y bulbos gomosos... envuelto en un manto raído y descarnado. Fue fugaz, tan repentino, que creyó haberlo imaginado—. En uno de los complicados Mundos Posibles que existen... Yo encontré el Libro de los Grillos y fui capaz de desvelar su oscuro poder... para devolverle la vida a Ana y mi hermana. Pero, un mundo no se puede alterar sin crear otra bifurcación... En ese mundo consumido por el caos, Jonathan Jiménez enloqueció y se convirtió en la entidad tenebrosa conocida como Azzaroth, el Demonio del Meridiano... y los Sonetistas han abierto una brecha para permitir que ese demonio encontrase la forma de llegar a nuestro mundo. 

»¿No lo entiendes? Debí destruir el Libro de los Grillos, el catalizador de este tenebroso ente para atravesar los Mundos Posibles... pero, las astillas de la cruz de incrustaron en mis manos. Una parte de la Esencia Divina del Todo yace en mi poder, y es la única forma de impedir que el devorador... —Jonathan se lamió los labios y tembló—. Existe una forma de crear una brecha, para que uno de nosotros pueda atravesar el caos y retroceder. Bajo la Casa de Negro existe un pozo excavado en el epicentro del punto energético de la isla, y... ¡Será la única forma de alterar el pasado de «nuestro» tiempo! 

—Jonathan...

—La cabeza en el frasco sabe que estoy aquí, y nos están persiguiendo... Te estaba esperando, Samuel. El Sol Rojo y la orgía de entidades oscuras ha sido mi equivocación, y su origen se remonta a la indecisión de ese fatídico año que encontré el Libro de los Grillos. ¡Cambié el destino! Debí usar el poder maldito del libro para borrar a las élites de aquel pasado carcomido por la ponzoña... Y debí suicidarme antes de convertirme en Meridiano y legar a la tumba aquel manuscrito maldito con su destino oscuro. ¡Las voces de los condenados! Nunca debí unirme a Trinidad y robar la información de los Libros Malditos de la Creación. El estrés me tiene enfermo y deprimido, hace ocho años que no duermo... ¡Diez mil millones de muertos en un amanecer sangriento que envolvió el mundo con desesperación!

Escuchó el rumor de los pasos lejanos a través de la densidad... Las varitas oscilaban en el templo. Sam apretó los puños y le mostró las muñecas al hombre. Jonathan rozó los restrictores de sus muñecas con las yemas de los dedos, y el oro se fundió en un líquido aceitoso.

—En caso de que alguno de los dos pueda traspasar esa barrera—dijo Sam—. ¿Cómo debería cambiar el curso del destino?

Jonathan miró el juramento atado a su muñeca: un gastado péndulo de cristal negro que conservó de su febril amor juvenil. Lo acarició, y la tristeza en sus ojos se exacervó de forma inusitada ante un recuerdo inolvidable, y doloroso.

—Me gustaría... haberme quedado en Chivacoa junto a Ana.


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