Epílogo. Soneto del Amanecer
Epílogo
Demonios escarlata y nubarrones despiadados.
Cassini Echevarría recordaba los días alegres junto a Vourbon Verrochio. Los dos se la pasaban cantando borrachos por el pueblo que rodeaba la institución. Eran tiempos felices que no volverán. Vourbon había muerto durante la Guerra Larga, asesinado por Pisarro du Vallée, un antiguo profesor de Evocación que se retiró siguiendo a Seth Scrammer en su campaña. Tenía una memoria increíble y podía recordar todos los nombres, pero últimamente los estaba olvidando. Sobre todo... a los que murieron.
—Cedric, Michael, Vourbon—contó los nombres mirando por la negra ventana—. Pisarro... Aurore.
Su hija escapó hace muchos años persiguiendo un ideal. A veces, Cassini se preguntaba si debió acompañarla en su búsqueda de aceptación. Se casó antes de convertirse en rector con Eurasia, una mujer de la familia Curie en un matrimonio arreglado. Su padre quería mantener espesa la sangre peculiar de los Echevarría. Sabía que su vida estaba arreglada desde el nacimiento. Era prisionero de una cárcel de oro. Fueron infelices en todos los aspectos, hasta que nació su Aurore. Era una niña risueña que hacía florecer los colores con sus manitas. Ojalá... nunca hubiera crecido.
Los Echevarría tenían la obligación de dirigir la Sociedad de Magos como rectores desde que el rey Joel Sisley cedió los terrenos de la Institución y los Castillos a los Magos Rojos para proteger a la isla de los seguidores del Caoísmo. Cassini fue nombrado rector cuando su padre perdió la audición y murió poco después, de vejez. Durante sus años como rector se aseguró de mantenerse firme a las doctrinas impuestas; los magos errantes debían ser juzgados por sus actos al igual que los magos negros. Todos debían rendir cuentas ante el Registro. El Jardín de Estrellas continuó como una institución de aprendizaje e influencia en los jóvenes de sangre peculiar, allí creció la pequeña Aurore. Ella quería que la institución enseñará Proyección a todos los habitantes de la isla, porque de esa forma todos serían iguales.
La inocencia es una virtud y también una debilidad. No todos poseían la sangre peculiar que contenía la quintaesencia formada por partículas de naturaleza piroeléctrica. Era un extraño sesgo que se heredaba a la descendencia, y familias como los Curie, preferían mantener la pureza de su progenie al encontrar cónyuges semejantes.
El origen de la quintaesencia podía ser debatido de muchas maneras. Existían hipótesis acerca de su origen en las estrellas, que los dioses bajaron y tuvieron descendencia con las hijas de los hombres; estos híbridos tenían propiedades energéticas en su sangre.
Las teorías abundaban entre los escribas; hablaban de dragones que cambiaban de forma, seres del bosque con forma de persona que formaron parte de las tribus, terribles monstruos comecarne que se ocultaban en las tribus para devorar a los niños y... que el origen de la quintaesencia provenía de otra dimensión. Un regalo de Dios.
La pequeña y curiosa Aurore lo miró con ojos suspicaces.
—¿Pero... y si todos tuvieran la sangre peculiar?
—Pero... no la tienen. Aún si la tuvieran, crearían barreras entre ellos. Las personas no pueden entenderse sin hacer la guerra.
Aquella duda persiguió a Aurore cuando se enamoró de un joven de estudios corrientes. No podían estar juntos porque él no era un mago, y ella no lo entendía. Su madre la regañaba, diciéndole que debía aparentar ser mejor que los demás por su sangre... de la misma forma que el padre de Cassini lo obligó a sobresalir. Los Echevarría debían ser perfectos, eran los líderes de la institución más proclamada de la isla. Una mancha en su estirpe pondría en tela de juicio su autoridad.
Se dio a la tarea de conocer al joven Vourbon Verrochio, el amor no permitido de su hija. Resultó ser muy simpático, había nacido con pobres facultades, pero su familia—algunos miembros de ellos convertidos en magos muy reconocidos por su descendencia con ninfas del bosque—lo encomendó a aprender otras artes importantes. Bebieron y escucharon las historias de los eruditos en las tabernas. Ya entendía la fascinación de Aurore por él, era muy gracioso. Pero las diferencias fueron muy profundas. Su madre le prohibido ver al joven a golpes. Aurore se obsesionó con convertir a los desgraciados en personas con sangre peculiar, para demostrar que todos podían escoger sus caminos. Para desgracia de los Echevarría, el retoño de la familia se convirtió en una veladora. Huyó de la institución y desapareció de sus vidas como una maga negra tachada del registro. El joven Vourbon se sintió triste por la herida que causó. El rector empezó su propia investigación. Quería buscar a Aurore y convencerla de regresar, encomendó a los Magos Rojos, pero no la encontraron.
Una idea nació en su mente, si lograba descubrir el origen de la quintaesencia podría convertir la sangre sencilla en peculiar. Cassini Echevarría convertiría a todos los habitantes de la isla en iguales y de esa forma, su pequeña Aurore regresaría. Existían los Rituales de Sublimación, pero eran poco fiables.
Recopiló un montón de historias sobre el origen del mundo entre las familias de las tierras más allá del mar, que sobrevivieron al exilio. Las historias de sus tribus eran variadas e inconexas. Era frustrante... como lanzar un anzuelo en un mar negro esperando picar un pez de oro. Los años se le iban viajando por la isla con la esperanza de encontrar a su hija. Su esposa infeliz se marchó a las tierras de los Curie y dejó de escribirle hace muchos años.
Cassini movió sus influencias para hacerse con todo tipo de conocimientos. Recurrió a organizar la Secta de las Sombras con los niños que traía Pisarro para robar manuscritos y secuestrar magos negros bajo... ilícitos conceptos. Nadie podía enterarse del objetivo imposible que perseguía el rector.
Leyó libros quebradizos que narraban leyendas de hombres mitad bestia que robaban mujeres y niñas en las tribus y a veces, tenían hijos con las mujeres. Escuchó cuentos de niños nahuales y... ritos religiosos con sacrificios humanos por poderes milagrosos conferidos por deidades macabras. Cuando se dio cuenta, tenía el cabello castaño oscuro cubierto de canas y profundas arrugas en el rostro.
La institución por muchos años se mantuvo estable. La Sociedad de Magos tenía un sistema de orden piramidal que mantenía los conflictos reducidos. El rector tenía poco trabajo: designar algunos cambios en los departamentos, nombramientos, cambios de jefes y profesores, y la aprobación de alumnos para su estadía. Era un trabajo monótono que requería concentración, mientras su Secta de las Sombras encabezada por Pisarro du Valle buscaba en la basura los desperdicios de la sociedad.
Cassini podía viajar con privilegio absoluto visitando bibliotecas y brujos. Julián Brosse y Adam Curie buscaron la verdad, aquella resonancia que unía los caminos invisibles de la quintaesencia. Quizás, el relato más fascinante se lo proporcionó Vidal Brosse, el hijo de aquel brujo del Caoísmo y un famoso cuentacuentos. Lo citó en un bar concurrido de Pozo Obscuro.
Era un bebedor alegre.
El hombre recorría la isla, recopilando relatos sobre los dragones del antiguo continente. Tenía un grueso libro inundado de apuntes; relatos fantásticos llenos de detalles y comentarios sutiles que se transmitían de forma oral. Antes de trabajar en su tesis de magos negros, las leyendas eran su pasión.
—Debes tener en cuenta que en una investigación sobre el pasado remoto existen incongruencias. Mientras más detalles contenga, más contagiado de mentiras está—Vidal tenía rollos de pergaminos antiguos, papiros viejos, manuscritos desmoronadizos y textos encuadernados en extrañas pieles rugosas—. Sobretodo, el tema de los dragones. ¿Existen o son leyendas? ¿Están extintos o escondidos en cuevas subterráneas... esperando el final de los días del hombre? Hay mucha patraña en ello. Desde el Tarasque en el lago Aguamiel de Rocca Helena que sube las aguas cada vez que mea. Hasta el mito del Dragón Blanco Ar'esch, que se convertía en un hombre imponente de cabello color sangre. Este personaje se paseaba en la ribera de una antigua tribu del norte del mundo, conocida como Bousen, buscando a las jovencitas virginales. El mito narra que engendró a una docena de hijos con poderes mágicos. Lamentablemente, la familia Wesen desapareció durante el Levantamiento de los Dragones y solo quedan algunos escritos relacionados con su origen.
»La leyenda de los Scrammer es más intrincada todavía. Es la que tiene un registro más antiguo en sus diarios de notas. Lord Inferno Scrammer llevaba una colección de la historia familiar en su diario. Recortando los fragmentos que suenan a mentiras fantásticas, el texto es mucho más interesante. El mito más antiguo del mundo. Cuenta que los primeros hombres avistaron una estrella roja como el cinabrio cayendo del cielo con un terremoto. Viajaron durante muchos días en caballo hasta que encontraron un agujero humeante que conducía al infierno. Los cristales de cinabrita estaban esparcidos a largo de las montañas y las lomas. Trozos de hielo color sangre. Olía al infierno... por así decirlo a azufre, y estaban estas criaturas cubiertas de escamas y dientes, que vomitan fuego.
»Para sus ojos primitivos fueron demonios del abismo. Estos monstruos volaron con alas de murciélago y se esparcieron por la faz de la tierra durante miles de años. Es muy diferente leer los relatos antiguos que ver con tus propios ojos este hecho sin precedentes. Pero, desde el contexto actual se podría contar una historia ocurrente: cayó un cometa rico en minerales en algún lugar del continente antiguo y estas criaturas dormidas, o posiblemente engendradas en el corazón del cometa, despertaron para gobernar este mundo. Todo lo que se remonta después son testimonios del fin de los días, demonios que escupen fuego y devoraban a los hombres. Un milenio de sufrimiento.
»Este es el mito de los Scrammer sobre el nacimiento de los dragones y, poco después... ocurrió algo muy importante. El Dragón Escarlata Torá y el Dragón Blanco Ar'esch tuvieron una batalla en el cielo, cubriéndolo de fuego durante cien días. Los hijos de estos dragones. Es decir, su descendencia con los hombre. Era una estirpe de gloriosos guerreros que cambiaban de forma. Se convertían en seres alados y escupían llamas. Hicieron la guerra hasta que la mayoría pereció junto a Torá. Un millar de dragones murieron. Ar'esch se fue volando hasta las estrellas, marchándose de este mundo contaminado. La tierra quedó infértil por la batalla y las tribus, dirigidas por el héroe Scram, marcharon al este... buscando tierras fértiles para conquistar.
»Todo acontecimiento al suceso, se tiene registrado como la Guerra del Dragón y el Unicornio donde triunfaron los Sisley. Las tribus del este se unificaron en el Gran Imperio que erigió la Ciudad Eterna, que decayó cientos de años antes de su conquista por extranjeros y... nuestro exilio. Los Celtas seguramente estamos extintos para los otros pueblos del mundo. El Rey Exiliado separó las aguas del mar para que su pueblo pudiera cruzar a la isla y la rodeó con corales afilados para que los enemigos no la pudieran invadir. Bautizó esta isla con una palabra impresionante de la lengua antigua: «esperanza».
Cassini detuvo su investigación cuando las guerras comenzaron y los caminos se volvieron peligrosos. Una carta misteriosa le reveló el secreto del departamento de Preservación. Anonadado, encomendó a Pisarro encontrar el Libro de los Grillos que robó Azazel el Loco hace muchísimos años. El compendio de brujería podría ocultar la verdad que buscaron muchos magos... y los condujo a la muerte. La verdad detrás de la quintaesencia. Su origen era diferente para cada familia peculiar en la Sociedad de Magos, pero todos convergían en un punto desconocido. La investigación del libro sacrílego se perdió con la rebelión.
Cassini estiró las piernas en el escritorio y suspiró, cansado. Sentía los párpados pesados.
Aquel pueblo que tanto visitó junto a Vourbon, estaba infestado de Magos de la Integridad. Aquella Orden quería que la Sociedad de Magos abandonará su autonomía e imparcialidad y se rigiera por la corona como un instituto real. La idea lo desconcertaba. La Sociedad de Magos se fundó doscientos años atrás, cuando el rey Joel Sisley Tercero destituyó el decreto propuesto por Julián Sisley hace quinientos años, para purgar los conocimientos místicos de la isla y exterminar a los magos. La sangre peculiar estuvo en riesgo de desaparecer. Las familias de magos se recuperaron rápidamente de la persecución, pero el rechazo por las otras clases fue inmediato. Los magos se imponían esta vez como un convenio y no, como presas para las hogueras.
Cassini se oponía rotundamente a implicar a la Sociedad de Magos con el reinado del regente Damian Brunelleschi, y eso dividía a la institución. Una parte se inclinaba por imponerse y derrocar a la corona, y la otra... quería unificar la institución con la Orden de la Integridad para tener participación activa en el progreso de la isla. Los Castillos abandonados de los Magos Rojos estaban siendo invadidos por la Orden del Rey Sangriento. La Sociedad de Magos no poseía fuerza militante alguna. Estaban desarmados tras las guerras.
La división era cada día mayor. En las votaciones y reuniones no se llegaba a ningún punto. Todos esperaban que el rector tomase una decisión contundente, pero no quería una Guerra de Magos entre la Sociedad de Magos y la Orden de la Integridad para derrocar al Rey Sangriento. Tampoco quería formar parte de las atrocidades cometidas por el Homúnculista y la Cumbre Escarlata al inculpar a Gerard Courbet. No quería la perdición que las confrontaciones traían. Revivir otra época oscura para los de sangre peculiar sería la ruina del Misticismo.
Ambas eran cuestiones difíciles de decidir, las dos contraían muerte, destrucción y desesperación para los magos. Quería saltar por la ventana, pero tenía miedo por Aurore. La Cumbre Escarlata tenía infiltrados entre los estudiantes, hubo un ataque y varios estudiantes terminaron heridos de gravedad. Un buen número de profesores defendió la revuelta y continuó hasta el anochecer, dejando varios alumnos heridos. Estaban estresados y desesperados. Cassini no sabía que hacer ante el conflicto interno.
Si se demoraba demasiado, la Orden de la Integridad irrumpiría en la institución causando más revueltas. Una mitad favorecería a la Orden y la otra se opondría, en una sangrienta guerra civil. Cada vez que pasaba frente a la ventana del despacho, imaginaba los jardines bañados en sangre y los magos con túnicas escarlatas y máscaras de animales lanzando proyecciones a diestro y siniestro. Mataban a los estudiantes asustado; gritaban... Era horrible. Por esa razón, cubrió la ventana con una gruesa cortina negra.
Tal vez, ambas cedes podrían colaborar para hacer crecer la esperanza. Aunque... las noticias que sus allegados le contaron sobre la Orden de la Integridad, lo espantaron. Campos de exterminio sembrados de cadáveres. Experimentos con personas. Eutanasia colectiva. Investigaciones prohibidas a puerta cerrada. Homúnculos hambrientos. Fantasmas escarlata y gusanos gigantescos. Cadáveres grises apestosos a mercurio. El futuro auguraba oscuridad y desolación
Cassini suspiró y se limpió el sudor grasiento de la calva incipiente con un pañuelo. Estaba haciendo mucho calor. Se acerca el verano.
En la mañana tendría una última reunión, había tomado una decisión tras una revelación. Pensó en Aurore, empalada en el castillo del rey como un recuerdo fúnebre. Tuvo un sueño en el que una serpiente dorada se tragó una marrón, y fue una epifanía.
Cassini se oponía al Rey Sangriento y lo derrocaría. Envió al Jefe del departamento de Preservación a investigar los supuestos exterminios en masa que llevaba a cabo, para liquidar a los desgraciados por la esencia.
Michael no regresó. Descubrió algo que no debía y lo asesinaron. Sí, estaba seguro que la Cumbre Escarlata tramaba apoderarse de la Sociedad de Magos. Iba a reinstaurar los Castillos y sus estudiantes se convertirían en los Magos Rojos que pelearán la guerra del mañana. El discurso se escribió solo en su mente. Los profesores lo escucharían y se abrirían las guarniciones para tomar el control de la isla. Cassini Echevarría dirigiría la isla de Gobaith, tal como el Rey Exiliado querría: con justicia, igualdad y progreso. La isla Esperanza vería la luz al amanecer como en las canciones del Héroe Rojo. Era el momento del cambio, no debía dudar.
Cassini bostezó, cansado. Estaba decidido a crear su movimiento contra la Orden de la Integridad.
Se levantó del despacho con los nervios de punta y una sombra negra rectó por la pared con un instrumento de madera. Escuchó un pistón accionarse y soltó un bufido. Levantó las manos, pensando en un reflejo. La saeta se clavó en su pierna con un crujido. El hombre se derrumbó con un grito. De su boca no salió ningún sonido.
Cassini no podía hablar. Una máscara dorada de serpiente se acercó flotando con tentáculos de oscuridad. La sombra negra se detuvo, imponente, y se quitó la máscara. Michael Encausse apareció en las sombras con un jubón púrpura y el cabello rizado burlón. Sus ojos verdes brillaban aceitados; tenía una ballesta en las manos.
—No se preocupe, rector—recalcó con una sonrisa—. Hay un Maeglifo de Absorción Sonora en la saeta de su pierna. También hay uno en la puerta, así que nadie nos escuchará. Está prohibido molestar al rector en sus cavilaciones.
Una punzada de dolor le recorrió la pierna con una palpitación. El rector se arrastró hasta la pared. No podía creer lo que veía, Michael había desaparecido, pero estaba allí con una sonrisa pintada en los labios finos. Lo había traicionado el Eliminador de magos negros. Intentó incorporarse. Escuchó el sonido de un resorte y un pistón, una punzada caliente le recorrió la rodilla de la otra pierna y gritó con todas sus fuerzas. Solo escuchó un débil jadeo. La saeta atravesó su rodilla con un dolor espantoso.
—No me miré con esa cara, rector—dijo Michael, lastimero—. Se demoró demasiado en tomar una decisión y se equivocó al final del camino. Es un hombre patético. La Sociedad de Magos formará parte de la Cumbre Escarlata con su muerte. Vamos a hacer lo que ningún regente se atrevió, por cobardía. Vamos a limpiar esta isla de sus impurezas para que pueda ser un paraíso prospero. Lamento decirle que fue un cobarde. Le tembló el pulso al elegir y encontró la muerte. La isla Esperanza necesita redención. Quieres progreso, pero no quieres progresar.
Michael sacó una petaca de su traje y la destapó. Bebió un trago y lo salpicó de ron, le empapó el rostro y las ropas. Los ojos de Cassini ardieron, se retorció salpicado de alcohol.
—La Sociedad de Magos solo se impone arriba de los inferiores. Tratan a los plebeyos como desperdicios y los llaman desgraciados—la petaca quedó vacía. Cassini se arrastró cubierto de líquido pero las piernas se le entumecieron. No podía pensar por el dolor, cada movimiento que hacía era insoportable—. Llamaban a mi madre bruja por ser diferente. Los magos la mataron a golpes, porque se convertía en pájaro. No lo controlaba. Era un hechizo de luna llena. Pero... era una persona. Era una gran persona que quiso tener una vida normal. Todo... porque se enamoró de un miembro de la Sociedad de Magos que no comprendía sus misterios. Era mi mamá, rector. Ustedes son solo un grupo de asesinos prejuiciosos que no piensan en los otros. Cerdos egoístas y codiciosos.
Cassini se limpió el líquido de los ojos, olía a caramelo y alcohol. No sentía las piernas y las lágrimas salían de sus ojos. Michael lo señaló con los dedos extendidos, sus ojos echaban chispas verdes.
—Un capullo de rosa blanco, quemado en los bordes—murmuró con voz gutural. La evocación salió de su mano con un zumbido.
La serpiente azul hecha de fuego se tensó, enrollando su cuerpo sobre el suelo y lo mordió en el brazo con un ardor horripilante. Cassini gritó asustado, pero no salió ningún sonido de su garganta. Gritó y gritó, con la garganta dolorida, mientras la serpiente azul hundía los dientes en su carne. Clavos calientes esparciendo fuego efervescente. El hombre se retorció, las llamas azules, rojas, doradas y blancas lo cubrieron. Devorando su carne con latigazos crueles de dolor.
Sintió una tenaza en la garganta. Las fauces ardientes de la serpiente se cerraron en su cuello con un ardor rojo. La vía sanguínea de su cuello reventó con un espasmo. La sangre manó, manchando su traje. Lo último que vio fue la figura de Michael como un dios indigno, contemplando una hoguera de cadáveres.
El fuego ardía. El fuego lo devoraba todo... Igual que el tiempo.
No sintió calor. No sintió nada. No existía su respiración. Un pájaro gigantesco lo llevaba en sus garras a través de un caudal invisible. Todo se desvaneció en una llamarada de ojos iridiscentes. Michael se colocó la máscara de oro. Las facciones afiladas de una serpiente demoníaca lo escudriñaron. Todo estaba perdido. Los demonios de la Cumbre Escarlata habían ganado.
—Sin amores, ni rencores, rector.