Capítulo 11. Sinfonía de los Espíritus

 Capítulo 11: Purga de Sangre. 

Sena Fonseca se sentó en las escaleras y encendió un cigarrillo. Tenía el cabello cubierto de sangre espesa. 

—Esos malditos pacifistas no se defendieron—vociferó, dejando salir humo de sus orificios nasales—. Al carajo, ¿por qué tendrían que importarme unos malditos conejitos? No tenían ni una sola arma. Incluso los cuchillos que repartían eran de plástico. De todos los cultos orgiásticos y caníbales que he enterrado... Esos son los que más me cuesta olvidar: los pacifistas que buscan elevación espiritual—dio una profunda calada y sus costillas se hincharon. Llevaba un traje negro, camisa blanca, corbata de puntos y pantalones oscuros... La sangre la salpicó hasta en los zapatos caros—. El Culto Cristiano del Nuevo Milenio. Ofrecieron comida, sin prejuicios... y predicaron que todos somos hijos de Dios... Que Jesús fue un iluminado que intentó difundir este mensaje y la Iglesia Católica lo deformó a su imagen y semejanza. Círculos de meditación, curación, vida digna, amor y... arte. Quinientas personas devotas y miles de seguidores que paralizaron la actividad económica de un estado con su deserción—consumió el cigarrillo hasta la colilla y lo apagó, apretándolo en su puño—. Ya sabes lo que dicen los sabios: la guerra tarde o temprano va venir, por eso es mejor librarla ahora... a que el enemigo se haga más poderoso. O una mierda así, no lo sé... Nunca leí al maldito Maquiavelo. ¡Mierda! Parecían más felices que niños mimados. 

Jessica recorrió el depósito repleto de cadáveres despedazados. Un lodazal de sangre cubría los salones comunes de aquellos complejos de ilustres cristianos. 

—Sube a los depósitos—ordenó Sena, sacó una calcomanía y se la metió en la boca. La mujer encendió otro cigarrillo—. Y quema todo lo que haya allí. 

Jessica frunció el ceño. 

—¡Pero son cuarenta y tres toneladas de alimentos no perecederos!—No quería desobedecer, pero era imprudente cometer tal acción—. Señorita, hay hambrunas en diversas partes del mundo. Deberíamos repartir esta comida en nombre de la ONU, o... 

—¡La Corte ordenó quemar todo el depósito!—Sena apretó el cigarrillo en sus dedos—. ¡Esa es la única maldita razón para que tú vinieras!—La mujer escupió el exceso de saliva con los ojos verdes dilatados y sonrió—. Repartir los alimentos... Que inocente eres. No dejes a los Sonetistas consumir tu alma. 

—¿Pero... cómo se puede combatir el hambre en el mundo? 

—A los gobiernos no les interesa combatir el hambre en el mundo. La Corte de Magiares utiliza el hambre y la pésima distribución de la riqueza para hacer creer a las multitudes que hay exceso de personas... Cuando en realidad las poblaciones están saturadas en pequeños espacios llamados injustamente «grandes ciudades» y la riqueza es acaparada por una minoría—encendió otro cigarrillo y fumó durante un par de minutos—. No existe sobrepoblación... La realidad es que abusamos de la explotación de recursos. Se cuantifica que producimos más de lo que necesitamos. Al año, tiramos millones de toneladas de comida como desperdicio. Alimentos hay de sobra... al igual que agua. Sin embargo, se malgastan recursos en tonterías como producción de refrescos y demás porquerías contaminantes que han jodido el planeta. Así como se incineran toneladas de alimentos buenos al día solo para «mantener la oferta y demanda»—Sena lanzó el cigarrillo por las escaleras—. En fin... los recursos sobran, que no lleguen a todos porque se desperdician o dañan es otra cosa—sonrió, melancólica. Le pareció notar un regusto de lágrimas en sus ojos enrojecidos—. Malditos cerdos capitalistas y comunistas. 

Gini leyó el periódico con semblante severo. 

—El Justiciero fue encontrado muerto en Ciudad Zamora—sus ojos de abrieron con pesadumbre—. ¡Por Bel! Era solo un niño que perdió a su familia en las guerras de mafias. El noticiero emitió un estudio sobre el bombardeo de expectativas a los que se someten los jóvenes cada hora. Todos los días... El internet, las redes sociales, la televisión... Nosotros, estamos siendo sometidos a expectativas y estándares de vida imposibles. 

Jessica sacó la varita de su bota alta y entró en el despacho del anciano Sonetista. 

—Quiero saber todo—lo apuntó con la varita y una voluta de chispas violáceas se desprendió. 

El anciano levantó las manos de su escritorio con una mueca de sorpresa y el periódico se le resbaló. 

—Me he masturbado en tu champú—estaba pálido—. Lo siento. 

—¡¿Qué?!—Jessica arrugó la nariz—. ¡Es un maldito viejo asqueroso!—Apretó la varita en sus dedos—. ¡Quiero saber lo que traman las facciones de la Corte de Magiares! ¡Usted, los Fonseca y los malditos Louvre conforman la maldita Mano Derecha! ¡Hablé, porque estoy a una palabra de convertirme en una traidora por homicidio! ¡Y que asco! ¡¿En mi champú?! 

Gini bajó sus manos envejecidas. 

—Ambos grupos—levantó su mano izquierda y luego su mano derecha—. Poseen el mismo objetivo, aunque bien... han diferido en sus métodos. Se mueven en las sombras con un perfil desconocido y han corrompido a la mayoría de gobiernos, y magnates más poderosos del mundo con... 

El anciano buscó con nerviosismo en su escritorio. Jessica emitió un pulso con su varita y la silla se partió con el retroceso... Gini cayó al suelo con un estruendo. 

—¡No intente una estupidez! 

Corrodo Gini levantó sus manos con cuidado y buscó en un cajón de fondo falso. Sacó un frasco de vidrio obscuro, en su interior se removió un líquido espeso y sanguíneo. 

—El Elixir de Cinabrio destilado de la quintaesencia y otros compuestos secretos... capaces de detener el envejecimiento. Este es el misterio que maneja el mundo desde las sombras: ocho millones de dólares por cada onza. La Corte de Magiares ha infiltrado miembros en la política internacional con tal de distribuir el elixir. Líderes han cometido genocidios por este líquido y magnates se han empobrecido. Han llegado a intercambiar compañías posicionadas por botellas de elixir del milagro. Se ha expandido la fabricación del brebaje en todo el mundo con tal de que los más poderosos se sometan a su voluntad. 

—¿Y cuál es su objetivo final? 

Gini negó con la cabeza y el sombrero se le cayó de la calva. 

—No importa si te lo digo, nadie te va a creer y tendré que reportarte—Gini frunció el ceño y dejó la botella en el escritorio—. Los niños de ahora no lo saben porque fue vetado de nuestra historia. El secreto de la Purga de Sangre. Hace trescientos años en la Isla Esperanza convivían personas impuras sin quintaesencia... Eran la gran mayoría de habitantes que escaparon junto al Rey Exiliado durante la caída de la Ciudad Eterna. Se sucedieron Guerras de Unificación tras la extinción de la dinastía Sisley, y los cultos de magos negros establecieron un concilio, en el cual imperó la Cumbre Escarlata. El Basilio fundó la Corte de Magiares sobre los restos de la Sociedad de Magos de los Echevarría, presidida por la Orden de la Integridad; un conglomerado ejército de magos negros y errantes. Deportaron las familias de sangre peculiar a un refugio llamado Saignée y pusieron en práctica su ideología—Gini buscó un grueso rollo de tabaco negro que encendió con el pulgar—. Tras guerras de rebelión, héroes y monstruos... Los magos negros envenenaron el agua de las grandes poblaciones con eutanasia. Cientos de abortos espontáneos y miles de estériles que desaparecían con los años dejando poblados abandonados. Se creyó en el populacho que una maldición de los dioses había caído sobre la isla... Hubieron revueltas y un sin número de muertes en nombre de líderes. Y te preguntarás, ¿cómo funciona una sociedad sin proletariado explotado?—Fumó el tabaco con degustación insípida y sonrió—. Beret el Nigromante creó un ejército de cadáveres para remplazar a la clase social que hace funcionar el mundo. Las tuercas de la economía han de funcionar con esos autómatas que construyen, labran la tierra, y son artífices mediante cristales de pensamientos complejos; no necesitan comer, dormir o detenerse. La Corte de Magiares piensa en replicar tal hazaña a nivel mundial con una Purga de Sangre para nuestra raza. La población debe reducirse o desaparecerá cuando ocurra el colapso. Por supuesto, no usaremos cadáveres: vamos a automatizar fábricas con inteligencia artificial y maquinaria. 

Jessica bajó la varita, atónita. 

—Van a ocasionar guerras, conflictos y desastres. 

—Habrá que pagar un precio y este es de sangre: el precio de la vida es la muerte—Gini se acomodó el traje—. Ya eres parte de esta revolución, Jessica Fonseca. Mátame, y conoces perfectamente las consecuencias. Esta es la verdad detrás de la cara de la sociedad. El escándalo de los Cambiantes es solo una de las piedras que edificarán el templo de nuestro futuro. 

—¿Y la Puerta de Piedra? 

Gini negó con la cabeza, sus ojos verdes lanzaron destellos dorados. 

—Podría ser un puente, un portal o un agujero—se encogió de hombros—. Podría ser una cámara funeraria y encerrar un mal escondido. O... solo es una leyenda porque nunca ha sido encontrada. La Cumbre Escarlata persigue fantasmas y Anastasio, prontamente será atrapado por los Sonetistas que vienen en camino—se acercó a Jessica y le palmeó el hombro—. No olvides nada lo que dije y cuando regresemos a la Isla Esperanza, serás promovida como instructora. 

Jessica sintió que su cuerpo se calentó y dejó escapar un tenue vapor a través de sus poros. Apuntó a las dos formas en la oscuridad, veía sus formas escarlatas deslizarse en las tinieblas... Uno de ellos olía a canela y el otro a perro mojado. Levantó la varita y descargó un disparo de chispas violáceas. El joven pálido fue alcanzado en el pecho por las chispas y cayó de costado con la túnica escarlata encendida. El moreno saltó, mostrando garras y colmillos. 

Jessica salió del escondite y su varita escupió una esfera de fuego. El moreno saltó con manos y pies descalzos, clavando sus garras en la pared rocosa... La esfera de fuego reventó en una pared rocosa con un estallido. El moreno saltó a ella lanzando zarpazos, la chica levantó la varita y lo envolvió en un baño de flamas. La tela escarlata saltó en jirones chamuscados. 

—¡Jessica!—Sam se lanzó a ella con una patada. 

La chica se agachó, posó una mano en el suelo y giró... elevando una pierna. Sam retrocedió con un movimiento de cabeza, evitó la patada y se lanzó con todo... Jessica sintió un abrazo estrangulador y rodó por el suelo de rocas y arena grisácea. Sintió un fuerte apretón en su cuello y la varita se le resbaló de los dedos. Subió la temperatura de su cuerpo y Sam gritó al sentir la piel de sus manos quemarse... pero no la soltó. 

El Cambiante se arrancó la túnica escarlata convertida en jirones. Su cabello estaba chamuscado y la piel de su cara y brazos enrojecida. Uno de sus párpados se calcinó y la curación acelerada lo volvía a cerrar con un tejido rosáceo. 

Jessica golpeó la nariz de Sam con su cabeza. Escuchó un quejido y comenzó a sudar por el esfuerzo... Hizo puente con su cadera y golpeó las costillas del pelirrojo con su codo hasta que aflojó el agarre. Se giró, le asestó un puñetazo en la mandíbula, se subió a su torso... y desenvainó la daga escondida. 

El moreno retrocedió cubierto de tejido rosáceo, y cicatrices oscuras de arañazos. Sam levantó las manos con los dientes manchados de sangre. 

—¿Por qué traen sus túnicas? 

—Ellos nos las pusieron—Sam tenía un profunda corte en la mejilla derecha que le llegó hasta el hueso de la nariz—. Traspasaron las cavernas y se acercan a la Puerta de Piedra. 

—Mierda. 

Jessica se desvaneció con un resopló. Sintió, bruscamente, que unos brazos robustos se cerraron en su cuello y la levantaron del suelo. La chica apretó los dientes y envió una corriente energética a sus piernas... Dio un salto, giró liberándose del agarre en una voltereta con las manos apoyadas en los hombros del moreno, rozó el techo con los talones y aterrizó en la espalda del Cambiante. 

Jessica amenazó con la daga en la cabeza del moreno. 

—¡¿Sobreviviría si le atravieso el cerebro?!—Gritó y aferró el cuello de Nelson con un brazo—. ¡¿Quieres que lo averigüemos?! ¡Ningún asqueroso Cambiante con propiedades de regeneración ha sobrevivido a la mutilación de su cerebro! 

—¡Malditos!—Nelson hizo rechinar los colmillos. Era diez centímetros más pequeño que ella—. ¡Están experimentando con mi gente! 

—Jessica—Sam levantó las manos—. No lo hagas... Nelson es una persona. Tenemos que llegar a la Puerta de Piedra... 

—¿Puedes llegar a ella?—Una voz le congeló la sangre. Sintió que la temperatura de su cuerpo bajó diez grados—. ¿Verdad, Wesen? 

El techo rocoso se cubrió de esquirlas de hielo y en las paredes terrosas nacieron flores de hielo. El azul y el blanco cubrieron aquel túnel en segundos. Parecía como si un demonio de tono oscuro abriese el séptimo portal al infierno y una llamarada de hielo hubiera salido en desbandada. La sombra azul emergió de las tinieblas, emitiendo destellos plateados desde su cuerpo frío. 

Jessica aflojó el agarre y el Cambiante retrocedió exhalando una nube de aliento congelado. Su cabello se cubrió de escarcha. 

—He hablado con ellos y los Primigenios grabaron un hechizo en estas cavernas—Anastasio solo llevaba pantalones deshilachados y su cuerpo de tonos azules y grises brillaba con luz propia. El hielo cubría el embutido túnel rocoso—. Hay cadáveres sepultados en construcciones antiguas para que la estructura se mantenga en pie. ¿Ustedes no pueden verlos? Ellos no saben que están muertos y son los vigilantes eternos de estas entrañas cavernosas. Esa Puerta de Piedra solo puede ser encontrada por la huella de esos seres misteriosos. 

Jessica tembló de miedo. Vio a Sam recoger una rama del suelo y... 

—¡Los voy a hacer volar a todos!—Dictó, agarrando fuertemente la varita—. ¡Encierro tanta energía en mis canales energéticos que puedo hacer desaparecer Montenegro con una explosión! ¡Me importa una mierda todo! ¡Será mi lluvia de fuego y azufre! 

Anastasio dejó escapar una sonora carcajada. 

—¿Te acuerdas de mí, Samael? ¡Eres muy parecido a tu ancestro! ¡Hasta el carácter de tu quintaesencia es similar! ¿Creés en la reencarnación, Samael? 

Sam bajó la varita, y le dedicó una mirada inusitadamente melancólica a Anastasio... Su ojo derecho se llenó de lágrimas y un rictus doloroso apareció en esa parte de su rostro. 

La lágrima cayó y se convirtió en escarcha. 


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