Epílogo. Cien Mil Días de Tinieblas

 Epílogo

«10 de octubre, 2016».

Sam se levantó del suelo del gimnasio.

—¿Estás bien?—Nelson lo ayudó a levantarse—. Perdiste la concentración... Estabas dando el giro para la patada y se te fue el mundo.

—¿Nelson? 

—Te salvaste de una fea lesión—el moreno le sonrió, taimado—. Una mala caída y no podrías seguir entrenando, y peleando.

—Siga—Finch se estaba estirando en el suelo: las piernas extendidas mientras Donna empujaba su espalda—. ¡Que dolor!

—¿Finch?—Sam se irguió, descalzo—. ¿Sigues vivo?

—No por mucho, mi columna se está desprendiendo.

Los ojos se le llenaron de lágrimas.

—Muchachos... ustedes.

Nelson escondió la paleta en su espalda y frunció sus espesas cejas. Llevaba una sudadera sencilla que mostraba sus brazos prominentes y un mono holgado. El moreno intercambió miradas con el adolorido Finch.

—¿Qué te pasa?

—No lo sé—Sam se limpió las lágrimas—. No puedo recordar nada. Solo... estoy feliz de volver a estar con ustedes.


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